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La Casa Real abre residencia La Mareta a la promoción turística de España

Patrimonio Nacional autoriza el uso del inmueble de Costa Teguise para reuniones internacionales y personalidades - Los ámbitos se extienden al turismo y la cultura

La residencia real La Mareta, situada en Costa Teguise, gestionada por Patrimonio Nacional, se abre a otros huéspedes ilustres y se pone al servicio de la promoción y los intereses turísticos de España más allá de acoger a los miembros de la Familia Real Española y presidentes de gobierno, como ha sido hasta ahora, los cuales podrán seguir utilizando las instalaciones.

La Mareta pertenece a Patrimonio Nacional desde el 18 de julio de 1989, después de que el rey Hussein de Jordania la regalase al rey Juan Carlos I, casi un mes antes (22 de junio) y éste la cediese al citado organismo público.

El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, y el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán, suscribieron ayer en La Mareta un convenio de colaboración que permitirá utilizar el recinto para actos que permitan reforzar los lazos bilaterales o multilaterales con otros países u organizaciones en materia turística.

Pérez de Armiñán aseguró que el Rey ha tenido "especial interés en que la residencia real La Mareta, sin dejar de ser una residencia real, se ponga al servicio de los intereses turísticos de España, sobre todo, de la promoción exterior". Añadió que "estas actividades se enmarcan en la misión también de servicio de la cultura que el Patrimonio Nacional cumple de acuerdo con la ley reguladora del mismo de 1982, que es la otra gran misión que el Patrimonio Nacional ejerce junto con el servicio directo a la Corona y es complementaria de la primera. No hay que olvidar que en España cultura y turismo van de la mano", resaltó Pérez de Armiñán.

El presidente de Patrimonio Nacional expresó su deseo de que "a partir de ahora Lanzarote sea un punto más importante dentro de la promoción turística de España en el contexto internacional".

En su opinión, "el hecho de que La Mareta haya sido un regalo de Hussein de Jordania a Juan Carlos I, también implica un gesto de reconocimiento de la importancia de España en el contexto internacional".

Sin visitas a los ciudadanos

Pérez de Armiñán aclaró que en La Mareta no se permitirán "nunca" las visitas de los ciudadanos, "como es un museo o el Palacio Real de Madrid", ya que "un lugar como La Mareta está restringido a los visistantes ilustres que se hospeden aquí o a las reuniones internacionales que puedan tener un cierto carácter público. No sería compatible su condición como residencial real y el hecho de abrirla indiscriminadamente a las visitas. No obstante, se podrán hacer ciertos actos públicos y las personas que asistan a los mismos podrán disfrutar de esta instalación".

Por su parte, Soria destacó que "es creciente el número de personas que vienen a España atraídas por el Patrimonio Cultural, histórico y arquitectónico extraordinarios de este país. En el caso de La Mareta", precisó el ministro, "se pondrá en valor esta residencia real para que personas de relevancia nacional o internacional, autoridades o personas de organizaciones públicas, como Naciones Unidas, privadas o de empresas que tengan que ver con el sector turístico de una u otra manera, y con la cultura, entre otros ámbitos, puedan hospedarse en estas extraordinarias instalaciones".

La Secretaría de Estado de Turismo compensará a Patrimonio nacional por los días de utilización y en concepto de costes estimados de suministros, servicios y medios propios, en tanto que procederá a la contratación directa de los servicios específicos necesarios para la realización de los distintos actos.

A su vez Patrimonio Nacional se encargará de mantener en condiciones La Mareta para que se puedan preparar y desarrollar los eventos propuestos y supervisará y autorizará las instalaciones requeridas y los aforos.

A la firma asistieron, entre otras autoridades, la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego; la gerente de Patrimonio Nacional, Alicia Pastor; el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Aurelio González; y el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés.

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