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Arrecife Intervenciones en el litoral

Historia de un islote maldito

La intervención urbanística en la Isla del Amor y sus continuos fracasos se remontan a finales de 1968

Historia de un islote maldito

La historia del Islote de la Fermina o del Amor es la del fracaso colectivo de una ciudad. Y es que desde la primera intervención urbanística en el Islote a finales de 1968 hasta la actualidad no se ha podido culminar ninguna de las propuestas ideadas para darle un uso tanto público como privado. La última de las iniciativas, la construcción de un acuario y un auditorio, que a priori contaba con el visto bueno de todas las instituiciones de la isla, ha comenzado a desinflarse después de que el nuevo grupo de gobierno de Arrecife (PSOE, CC y PIL) haya creado una nueva comisión política para estudiar el futuro del islote.

La construcción del Arrecife Gran Hotel a finales de los años sesenta del pasado siglo pretendía abrir la ciudad al turismo. Fue así como los promotores del nuevo hotel de cinco estrellas, a través de la sociedad Promociones Turísticas de Canarias (Protucasa), decidieron incorporar el Islote como anexo a sus instalaciones. El proyecto consistía en la creación de un embarcadero, una piscina, una sala de fiestas, un salón de convenciones para 200 personas, un jardín tropical con cocoteros y hasta un restaurante a bordo de un barco varado en la isla . Aunque se construyó una carretera para llevar los materiales de construcción la idea era eliminarla para acceder sólo a través de pequeñas embarcaciones.

Además del antiguo organismo de Puertos de Gran Canaria, Protucasa remitía en octubre de 1968 al Ministerio de Obras Públicas el anteproyecto de ocupación para fines turísticos del islote.

En los primeros meses de 1970 comenzaban las obras en el Islote con la intención de concluirlas en el verano de 1971. El Gran Hotel se inauguraba oficialmente en diciembre de 1970 aunque su apertura pública había tenido lugar unos meses antes. Sin embargo, el primer fracaso estaba punto de llegar. A partir de 1971 las obras se paralizan dado que el proyecto no contaba con todos los permisos.

El segundo de los intentos por reflotar el islote lo iniciaba el alcalde Antonio Cabrera (UCD) que años después lo fue de San Bartolomé. E·n febrero de 1980 se había comprometido a terminar las obras en el Islote aunque su intención era convertirlo en un centro social juvenil con el asesoramiento de César Manrique.

En abril de 1981 anunciaba una inversión de 60 millones de pesetas (unos 360.000 euros) para construir un balneario, una piscina, un solario, un acceso con un puente, un embarcadero, una sala de exposiciones e incluso se barajaba un museo del mar. Básicamente era un proyecto similar con ligeras modificaciones con el que había comenzado Protucasa.

No obstante, se tuvo que esperar hasta junio de 1982 para su aprobación en pleno del proyecto "Instalación comunitaria en el Islote del Amor" por 72 millones de pesetas (432.000 euros) a la vez que se otorgaba la dirección artística a César Manrique. En ese pleno los concejales socialistas ya habían manifestado su rechazo a las obras del Islote ya que eran partidarios de destinar ese dinero a la mejora del Charco de San Gines.

Sin embargo, los trabajos de Manrique en el Islote apenas duraron un año. Las nuevas elecciones dan la mayoría absoluta al socialista José María Espino que decide en junio de 1983 paralizar el proyecto destinando esa inversión para el Charco, tal y como habían prometido. Espino convenció a Manrique para que dirigiera las obras del Charco hasta el punto que le acompañó a una reunión con el por entonces presidente del Gobierno de Canarias, Jerónimo Saavedra para que el ejecutivo regional se implicara económicamente.

Poco a poco el Islote se fue deteriorando hasta convertirse en un basurero en medio d e la ciudad. El nuevo intento llegó de la mano del consejero de Turismo del Gobierno de Canarias, el lanzaroteño Juan Carlos Becerra que ideó en 2001 un concurso de ideas para rescatar el Islote. El proyecto denominado 'Mareas' de los arquitectos Carlos Morales (marido de Alexia de Grecia) y Luis Ribas que se basaba en un acuario, con restaurante, centro naútico y terrazas nunca se ejecutó. La decisión de la alcaldesa, María Isabel Déniz de adaptarlo al Plan General en septiembre de 2004 para sacarlo del cajón municipal tampoco fructificó.

La última actuación pública en el Islote la llevó a cabo la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias cuando estuvo en manos de otro lanzaroteño, Manuel Fajardo Feo. En 2006 comenzaban las obras de rem odelación de la piscina, el edificio principal y los solarios con una inversión de 2,4 millones de euros. En agosto de 2008 se abría al público de forma provisional mientras se gestionaba la concesión administrativa a una empresa privada encargada de su gestión. Meses después cerraba sus puertas. Los problemas burocráticos y la incapacidad política ha llevado de nuevo al Islote al abandono.

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