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'Chira', la baifita cordero de Soo

Una cabra de raza majorera da a luz a una cría con apariencia de cordero en un caso nada habitual en el mundo

Ignacio Rivera, ayer, con su baifita medio cordero. LP / DLP

"Esto es imposible". Esta fue la primera reacción que tuvo Ignacio Rivera cuando una de sus cabras parió lo que a todas luces parecía un cordero. La única razón que explica este extraño fenómeno es que su cabra se liara con un carnero que tenía en su pequeña granja del pueblo de Soo. Lo cierto es que las cabras y las ovejas son dos especies y géneros distintos que en raras ocasiones suelen concebir. Y es que a falta de un examen científico que determine su raza, Ignacio presume desde hace una semana de su baifita cordero.

"Mi nieta está encantada con esta corderita, a la que ha bautizado como Chira", aseguraba ayer Ignacio que no dudó en pedir la opinión de varios ganaderos que tienen rebaños en su municipio. "Me han dicho que en su vida habían visto algo igual", afirmaba ayer Ignacio Rivera.

La baifita cordero no paraba ayer de dar vueltas junto a su madre, una cabra de raza majorera que no tiene en cuenta si su hija es baifa o borreguita. "Era el primer parto de esta cabra", señala Rivera que asegura que tiene su pequeña granja (con varias cabras, ovejas y gallinas) como hobby para pasar su jubilación. "Yo con mis animales estoy entretenido, aunque ahora mi ilusión es Chira", resalta Rivera.

El veterinario Francisco Fabelo, que ayer se desplazó hasta el corral de Soo para ver a Chira destaca que el animal tiene toda la apariencia de un cordero a excepción de su rabo y la zona de las pezuñas que son de cabra.

"Al ser dos especies distintas lo más frecuente cuando se produce un cruce de estas características es que la cría apenas dure con vida", señala Fabelo que a falta de análisis más profundos comprobó que el animal aparentaba estar en buen estado de salud. En su dilatada experiencia como veterinario y trabajador de la Granja Agrícola Experimental del Cabildo de Lanzarote jamás había visto un caso similar. "Es un caso excepcional e incluso tiene la nariz ligeramente despigmentada como les sucede a los corderos", afirma.

Casualmente, el probable padre, un carnero al que Ignacio llamaba Canelo, lo vendió hace menos de un mes. "Lo he cambiado por otro carnero recientemente así que el tengo ahora no es su padre", sonreía. Además, no cabe ninguna otra confusión sobre quién era la madre de Chira ya que en la pequeña granja de Ignacio no había habido ningún otro parto en esos días.

"Podía haber sucedido que la cabra amamantara a un cordero como se ha dado en grandes rebaños de cabras y ovejas pero en este caso no hay ninguna duda porque fue ese el único parto", señala Fabelo. Mientras tanto, la juguetona Chira rebosa vitalidad a la espera de que su identidad pueda desvelarse científicamente.

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