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Bomberos con 18.213 historias

El presidente participa en el 25 aniversario del Parque de Lanzarote tras la inauguración del servicio en 1991

Begoña Hernández, Juan Rafael Rodríguez (centro) y Benjamín Nieves, ayer. J.P.

El personal del Parque Móvil del Cabildo de Lanzarote, una brigada de la Policía Local de Arrecife provista de una cuba con la que se regaban los parques y jardines del municipio y miembros de la ONG Cruz Roja atendían las emergencias que se producían en la Isla, "como buenamente podían", hasta que en 1991 se creó el Parque de Bomberos, dependiente de la corporación insular. De aquel comienzo han pasado ya 25 años y 18.213 actuaciones, cada una acompañada de su propia historia humana.

El Consorcio de Seguridad, Emergencias, Salvamento, Prevención y Extinción de Incendios de Lanzarote conmemoró ayer el primer cuarto de siglo de vida del Parque de Bomberos en su sede de Argana Alta en un acto muy emotivo en el que se recordaron con imágenes algunas de las intervenciones del cuerpo a lo largo de todo este tiempo.

La plantilla comenzó con 12 efectivos y en la actualidad tiene 34, además de 21 trabajadores entre personal técnico de emergencias, administrativo y de servicio. En 1991 la población insular rondaba los 65.000 residentes y el censo del pasado año reflejaba en torno a los 145.000 habitantes.

La primera salida que realizó el personal de guardia tuvo lugar el 15 de enero de 1991 a raíz de que se desatara un importante incendio en el restaurante El Bucanero, en Playa Blanca (Yaiza), donde ardieron varias botellas de butano en su interior que causaron una gran explosión.

El 25 de septiembre de 1992 falleció el artista lanzaroteño César Manrique tras sufrir un accidente de tráfico en la rotonda de Tahíche, próxima a su fundación. Dos horas antes había visitado el Parque Móvil del Cabildo, próximo al Parque de Bomberos, y llevaba consigo el boceto de un nuevo proyecto. Los que lo asistieron lograron sacarlo con vida del percance, pero finalmente falleció. Es una de las escenas que los profesionales que lo atendieron tendrán siempre presente en su memoria.

El 21 de noviembre de 1994 es otra de las fechas que tampoco se olvidan. Esa tarde el Arrecife Gran Hotel, de 17 plantas de altura, ardió por los cuatro costados y las grandes dimensiones del edificio hicieron imposible sofocar las llamas, que se veían desde distintos puntos de Lanzarote.

Una profesión arriesgada

En 1997 un bombero estuvo a punto de perder la vida tras arder varios vehículos en el aparcamiento de un inmueble de viviendas en la calle Anigua de Arrecife.

Las inundaciones por lluvias en Arrecife en 2012 fue otro de los servicios destacados. Se rescataron a varias personas que se habían quedado atrapadas en sus vehículos bajo puentes anegados por el agua. En los partes de las intervenciones también quedó reflejado la trágica Nochebuena de 2011 en la que las llamas hirieron gravemente a tres integrantes de una misma familia en su casa de Argana Alta. Rescates de bañistas, pescadores y la colaboración con otros equipos de emergencia para salvar la vida a inmigrantes llegados en patera a Lanzarote se incluyen a su vez en la larga lista de acciones.

El equipo de excarcelación de víctimas de accidentes de tráfico es un referente en toda España, tal y como ha demostrado en las distintas competiciones en las que ha participado. Además, desde hace dos años forma a compañeros de diferentes destacamentos de bomberos del territorio nacional.

Luis Perdomo y Luis Álvarez pertenecen a la primera promoción del Parque de Bomberos. Perdomo recordó que "los comienzos fueron un poco duros porque el servicio se entendía de manera distinta a cómo es ahora".

Antes de comenzar su andadura entrenaban en el Parque Móvil. La vestimenta de intervención era de "plástico. Cuando íbamos a un incendio", dijo Perdomo, "mirábamos el fuego, la ropa y pensábamos que si nos acercábamos mucho nos podíamos quemar. Pero era lo que teníamos". Mientras estaban en el parque vestían "un mono de mecánico". Como recursos materiales, disponían "de dos vehículos con agua y otro sin agua".

Para Álvarez la ciudadanía ha cambiado a mejor la percepción que tienen de los bomberos. "Decían que estábamos todo el día aquí sin hacer nada. Eso no es verdad, estamos todo el día pendientes de cualquier llamada para salir súper rápido a cualquier servicio".

Carlos Franquiz forma parte de la segunda promoción del cuerpo, al que llegó hace dos décadas con otros siete compañeros. Se incorporó "con mucha ilusión" y se llevó una sorpresa "por la buena acogida del parque. "Nos transmitieron sus conocimientos, lo que favoreció nuestro crecimiento personal y como bomberos", afirmó.

Rubén Guerra es de los más jóvenes. "Los nuevos", precisó, "no podemos llegar a imaginar lo mal que lo pasaron nuestros primeros compañeros. Trabajaban tres personas y, a veces, dos para un accidente de tráfico o un incendio. Se ponían en peligro ellos mismos. Ahora acudimos cinco y hasta seis personas y a veces nos la vemos crudas para sacar el trabajo adelante". Les agradeció que "estuvieran dando el callo hasta el día de hoy y por formarnos y convertirnos en la clase de bomberos que somos en la actualidad".

Fátima Concepción es de las más antiguas gestoras de comunicaciones del parque. Cuando comenzó, rememoró, "había una máquina de escribir, una emisora y un teléfono con el que se recibían todas las llamadas. Al principio entramos cinco y éramos como una familia. Teníamos mucho miedo porque no teníamos ni idea cómo era trabajar en un Parque de Bomberos ni en emergencias. No solo teníamos que tener actitudes del trabajo en una oficina sino también un poco de psicólogos porque la gente que te llama para una emergencia está asustada".

Homenajes

La pasada jornada se homenajearon a los bomberos jubilados Juan Rafael Rodríguez y Rafael Hernán. Este último no acudió por encontrarse de baja y su reconocimiento lo recogió su mujer, Begoña Hernández, quien apuntó que "todavía hay mucha incomprensión con la profesión de bombero, que tiene su sacrificio". Cree que el accede a la misma es "por vocación".

Rodríguez destacó que "haber salvado muchas vidas a lo largo de todo este tiempo ha sido muy gratificante". Benjamín Nieves, implicado de forma activa desde hace más de tres décadas en seguridad y emergencias también fue distinguido. Los tres recibieron una escultura de Rigoberto Camacho.

El párroco de San Ginés, Miguel Hernández, ofició la misa en la que recordó la vida de San Juan de Dios, patrón de los bomberos. A la convocatoria acudieron, entre otras autoridades, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo y el presidente del cabildo, Pedro San Ginés. Las actuaciones corrieron a cargo de la violinista Iya Zhmaeva, el pianista Javier Díaz, el tenor Juan Carlos Martínez y la soprano Raquel Alonso.

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