La memoria del escritor y periodista Leandro Perdomo Spínola (Arrecife, 1921- Teguise, 1993) se afianza en Teguise, la tierra en la que siempre quiso vivir y morir y de la que es Hijo Adoptivo. Un busto realizado por la escultora Mariola Acosta, instalado en la Plaza Camilo José Cela de la Villa de Teguise, cerca de la vivienda en la que residió, recuerda desde ayer al fundador del semanario Pronósticos (1946-1948) y el quincenal Volcán (1963- 1967), el primer periódico en español editado en la Europa no hispana y dirigido a la colonia hispanoamericana de ese país durante la etapa en la que Leandro vivió en Bélgica, donde trabajó en las minas de San Quintín y Goufre.
Asimismo, colaboró en periódicos como El Diario de Las Palmas, La Provincia, El Eco de Canarias y Antena, entre otros, y fue autor de seis libros. El Puerto de la Luz (1955), Nosotros los emigrantes (1969) y Lanzarote y yo (1974) son algunas de las publicaciones en las que reflejó la realidad canaria desde su extraordinaria narrativa.
Alejandra Perdomo, hija del homenajeado, agradeció al alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, el hecho de "haber resucitado la vida y obra" de su padre y leyó un fragmento de Desde mi cráter, obra reeditada en 2014 por el Ayuntamiento de Arrecife.
Además de Alejandra estuvieron en el acto los otros hijos del escritor, Leandro, Baldomero (Manolo), Marciano y Juliana (Justiniano falleció) y familiares cercanos. Manolo afirmó que su padre "fue una persona muy humana con mucho orgullo y entereza que no se 'vendió' jamás".
Un autor "quijotesco"
El regidor aseguró que con la figura de Leandro en la Plaza Camilo José Cela "conseguiremos que su imagen, su obra y su personalidad sea recordada por muchos años, esperemos que siglos, con el fin de que las nuevas generaciones conozcan la relevancia que para Lanzarote y para Canarias han tenido personalidades de la talla de don Leandro".
Hoy se celebra el cuarto aniversario de la muerte de Cervantes y en opinión del director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, "nada mejor que acercarnos a esta fecha con un escritor tan quijotesco como Leandro Perdomo". Ambos se conocieron en la segunda mitad de los años ochenta y compartieron "conversaciones semanales, sin tapujos, en las que desgranaba su vida y desnudaba su alma". Lo definió como "un hombre bueno, maltratado por el tiempo, que nunca dejó de crecer en dignidad".
Para Gómez Aguilera a través de sus crónicas y sus cuentos "Leandro fue capaz de construir una auténtica guía integral de Lanzarote" y "reunió la voz de la colectividad hasta dibujar el alma de la Isla como nadie lo ha hecho en literatura". Subrayó que "Leandro es sin duda el gran biógrafo de Lanzarote en general y de Arrecife en particular".
