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La Graciosa, 30 años de parque natural

La fotógrafa alemana visitó por primera vez el islote en 1989 y atesora más de 4.000 imágenes La muestra de Teguise en julio revelará los cambios sociales y en la economía gracioseras A pesar del desarrollo la Isla conserva "algo de autenticidad", asegura Gabriele El 9 de mayo se cumplirán tres décadas del decreto de protección del Archipiélago Chinijo

La fotógrafa alemana Gabriele Marl (Iserlohn, 1967) visitó La Graciosa por primera vez en febrero de 1989. Llegó " por casualidad" a ese salado paraíso de calles de jable, casitas blancas y aguas cristalinas. Trabajaba como cámara de televisión y redactora para la televisión pública alemana WDR. Ese mismo año se había trasladado a vivir a Lanzarote, donde permaneció hasta 1992, y durante unas vacaciones decidió visitar la octava isla. Tanto le gustó que se quedó a vivir durante tres meses en ese territorio de 29 kilómetros cuadrados, el mayor de los islotes del Archipiélago Chinijo.

"Lo que más me impresionó fue lo auténtica que era la Isla, no había mucho desarrollo y era un mundo un poco cerrado, pero simpático a la vez, sin casi coches ni 'bicis'. Decidí quedarme a vivir allí y conocer a sus gentes", recuerda Gabriele desde Dortmund, la ciudad germana en la que reside.

Empezó a fotografiar a los habitantes, sus negocios, sus casas, los paisajes, los rincones y todo lo que le llamaba la atención en La Graciosa. Asegura que es fotógrafa "por pasión" y que, en principio, su idea no era hacer un archivo documental sobre el único islote habitado del Archipiélago Chinijo, pero lo cierto es que atesora más de 4.000 imágenes que tomó entre 1989 y 1992 y entre 2012 y 2015. Hace cuatro años volvió a La Graciosa para realizar instantáneas en los mismos sitios y a las mismas personas que había inmortalizado con su objetivo entre 23 y 25 años antes y constatar así las diferencias con el paso del tiempo.

Había regresado también en 2001, pero "los cambios no eran tan evidentes como los que encontré 25 años después", afirma.

Una selección de 50 pares de fotografías del antes y el después de La Graciosa en ese tránsito de cuarto de siglo hacia la modernidad y el desarrollo formará parte de la exposición que, probablemente, llevará por título La octava isla cambiante y que el Ayuntamiento de Teguise tiene previsto inaugurar el próximo uno de julio en el Convento de Santo Domingo con motivo de la celebración de la Noche en blanco.

Gabriele entabló amistad con la familia Páez Páez, que le ayudó a conocer la sociedad graciosera. "En aquel entonces", remomora, "yo tenía una cámara de fotos analógica, que hacía fotografías en blanco y negro y que revelaba en La Graciosa como podía". Nada más pisarla en 1989 le impactaron "la luz natural, las nubes, la arquitectura de las casas, los rostros curtidos por el sol de sus habitantes, los típicos sombreros gracioseros, las mujeres vestidas de blanco y negro, la pesca... Descubrí muchas cosas", señala. Reconoce que no sabría decir si le atraía más La Graciosa que vivió por primera vez o la que redescubrió después "con los ojos bien abiertos".

"Ahora la Isla no es tan 'virgen' como antes y no se consigue esa tranquilidad tan grande que había, pero conserva algo de autenticidad. Se nota mucho más la intervención del hombre, con más casas, más coches, más negocios y no se ve el pueblo como antes. Se está convirtiendo en cualquier otra isla con mucho turismo", indica Gabriele. No obstante, reconoce la importancia que han tenido el despliegue de la electricidad y la distribución de agua potable desde Lanzarote, la construcción del colegio (bautizado posteriormente con el nombre del escritor Ignacio Aldecoa tras residir en la Isla), que alberga toda la etapa de educación obligatoria o las ampliaciones del puerto y el centro de salud de Caleta de Sebo. "Son cambios de la vida moderna y son buenos", precisa.

El próximo 9 de mayo se cumplirán tres décadas del Decreto 89/1986 del Gobierno de Canarias de Declaración del Parque Natural de los Islotes del Norte de Lanzarote y de los Riscos de Famara. Con motivo de ese aniversario el Ayuntamiento de Teguise y el Consejo de Ciudadanía de La Graciosa promueven la elaboración de una publicación que abordará la transformación de ese territorio durante los últimos treinta años y que hará un guiño al papel desempeñado por la mujer graciosera, aunque el trabajo no se centrará únicamente en las mujeres, avanza Adonay Bermúdez, a quien el consistorio y el Consejo de Ciudadanía han encargado el proyecto junto a Vanessa Rodríguez, ambos de la Plataforma Cultural Yerbamúa. Las imágenes serán de Gabriele.

En 1986 La Graciosa no llegaba a los 600 residentes y a principios del pasado año habían censadas 721 personas, según las estadísticas poblacionales recogidas por el Centro de Datos del Cabildo. La población se triplica en la temporada estival.

Miguel Páez es graciosero y animador sociocultural. Colabora con Gabriele en la exposición de Teguise y trabaja para el libro desde el Consejo de Ciudadanía. Páez ha sido uno de los promotores del proceso para que el Estatuto de Autonomía de Canarias reconozca La Graciosa como la octava isla habitada del Archipiélago y adquiera cierto poder de autogestión sin dejar de pertenecer al municipio de Teguise, del que dependen Caleta del Sebo y Pedro Barba. El resto del territorio de La Graciosa lo gestiona Parques Nacionales. En septiembre de 2014 el Parlamento de Canarias instó, por unanimidad de todos los grupos políticos, al Gobierno regional a incluir de forma "clara" la mención de La Graciosa como isla habitada en el Estatuto de Autonomía. Unas 8.000 firmas avalaron la petición.

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