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Los primeros estudios de fauna hallan restos de plásticos en caballas y tortugas

Investigadores de la ULPGC detectan la presencia de microplásticos en casi la mitad de pelágicos analizados de La Graciosa, Puerto del Carmen y San Cristóbal - Los efectos del contaminante en la salud de las personas están por determinar

Los investigadores del grupo Eomar de la ULPGC May Gómez, Ted Packard, Alicia Herrera, Paloma Garrido y Ajka Stindlová. LP/DLP/AJKA STINDLOVÁ

La investigación de los microplásticos en la fauna marina de Canarias, procedentes de los desechos de plásticos que llegan a las costas, ya ha arrojado los primeros resultados tras el análisis de las muestras de una decena de caballas recolectadas en las cofradías de La Graciosa, Puerto del Carmen (Lanzarote) y San Cristóbal (Gran Canaria). En casi la mitad de los ejemplares los investigadores detectaron la presencia de pequeñas partículas de plásticos, con un tamaño inferior a los cinco milímetros.

Las doctoras en Biología Marina del grupo Ecofisiología de Organismos Marinos (Eomar) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Alicia Herrera y May Gómez forman parte del equipo de expertos que han participado en el estudio para examinar los estómagos de las caballas, una especie consumida por el hombre. Aunque el trabajo aún está en fase preliminar, aseguró Herrera, "los datos que hemos obtenido hasta ahora son un poco alarmantes porque casi el 50% de las muestras tenía algún tipo de microplásticos".

Herrera explicó que "las caballas son pelágigos que comen placton que está en la superficie y que puede tener adherido microplástico que luego ingieren los peces".

Por su parte, Gómez aclaró que "aunque no nos comemos el estómago de la caballa, estudios realizado fuera de Canarias han revelado que si las partículas de plástico son muy pequeñas, el cuerpo ingiere los componentes químicos, los fagocita y los mete en el torrente sanguíneo", cuyas consecuencias no han sido todavía concretadas. Incluso, precisó Gómez, "hay estudios que han revelado la presencia de restos en el cerebro de osos polares".

La experta advirtió de que "no pretendemos alamar con los resultados que hemos obtenido en las caballas, pero el de los microplásticos es un problema que tenemos que abordar ya".

Herrera y Gómez son dos de los cerca de 300 expertos que intervinieron en el primer congreso internacional de microplásticos celebrado la pasada semana en el Cabildo de Lanzarote.

"Lo que sacamos en conclusión del congreso", dijo Herrera, "es que ya no vale solo reciclar y reutilizar, sino que hay que reducir la cantidad de plástico que se produce y utilizamos". De ese modo, propuso incidir en prácticas de la vida cotidiana como "pedir que la fruta no te la den envasada, usar bolsas de tela o botellas de cristal. Al final tenemos que reducir plástico en todo aquello que sea innecesario y concienciar a la gente para que no siga virtiéndolos a las costas".

Herrera es la investigadora principal del proyecto Estudio de los microplásticos marinos y su incorporación a las redes tróficas en Canarias (Microtrofic) de la ULPGC, en el que se encuadra la investigación con caballas y los muestreos realizados en los últimos seis meses en Playa Lambra (La Graciosa), la zona más contaminada porque hasta allí van a parar los desechos de la Corriente de Canarias, puntualizó Herrera, Famara (Lanzarote) y Las Canteras (Gran Canaria).

"Hemos detectado que las playas están bastante contaminadas con microplásticos y nos ha llamado la atención el volumen que existe, sobre todo, en Playa Lambra, que en principio no debe tener contaminación porque no es habitual la presencia del hombre", señaló Herrera. Se hallaron pelos de resina, la materia prima con la que se construyen los plásticos y que "solo puede venir de una zona industrializada donde existen fábricas". Gómez aseveró que "estamos seguros de que esa contaminación no es nuestra, pero a lo mejor la que nosotros generamos termina en otro lado, como Cabo Verde".

En libertad y cautividad

La doctora en Biología Marina Ana Liria, perteneciente a la ONG ADS Biodiversidad, ha intervenido en el desarrollo del método que estudia la presencia de macro y microplásticos en las heces de las tortugas marinas vivas que varan en Canarias y son llevadas a centros de recuperación.

Hasta ahora, apuntó Liria, "hemos encontrado microplásticos en todas las tortugas estudiadas, aunque en cantidades bastante bajas en comparación con las estudiadas en el Mediterráneo y otras zonas del Atlántico". Las micropartículas proceden de los alimentos que ingieren las tortugas.

Liria también estudia ejemplares de tortugas bobas criadas en cautividad y aunque en un principio se pensó que podían estar más limpios de microplásticos que las salvajes, sin embargo constató que las primeras estaban más contaminadas que las segundas. "Todo dependía de lo que le diéramos de comer. Si le dábamos calamares pescados en el Pacífico, tenían una cantidad de microplásticos, si comían boquerones del Mediterráneo tenían otra cantidad y si les dábamos pescado fresco cogido en Canarias tenían casi la misma cantidad de microplásticos que las tortugas salvajes que llegan a los centros de recuperación", detalló Liria.

Normalmente, la tortuga defeca los plásticos pero en su interior se quedan contaminantes que están adheridos a ese material. El siguiente paso, avanzó Liria, "será ver la toxicidad que puede generar el paso de plásticos o microplásticos por el sistema digestivo del hombre, la tortuga (último eslabón de la cadena trófica) y los peces".

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