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El maná del turista Cameron se diluye

La preocupación por el ´brexit´ estuvo presente en la visita este año del líder británico a Lanzarote - Las vacaciones del primer ministro se veían como un filón para la promoción turística

El maná del turista Cameron se diluye

"Necesito tiempo para reflexionar". La última vez que el primer ministro británico David Cameron vino a Lanzarote a disfrutar de unos días de vacaciones junto a su familia durante la pasada Semana Santa ya advertía a sus compatriotas que necesitaba tomarse un respiro ante lo que se le venía encima en los próximos meses. La elección de Lanzarote como destino vacacional ya había provocado algunas ronchas entre sus paisanos, que le echaban en cara que no se quedara en la zona norte de su país para promocionar una región gravemente dañada por las lluvias.

De hecho, a diferencia de su anterior visita dos años antes en las que se pateó prácticamente toda la isla, Cameron apenas se le pudo ver paseando por el puerto deportivo Marina Rubicón en Playa Blanca y en algunas de las playas de esta localidad turística. Aunque más esquivo con los medios de comunicación que en su última visita, los Cameron volvieron a comportarse como una familia británica más.

Si en la Semana Santa de 2014 se alojaba en el complejo rural Casa Tomaren en el interior de Lanzarote este año lo hacía en un hotel de cinco estrellas en la modalidad de todo incluido en la costa del municipio de Yaiza.

No en vano, en su primer día eligió la cena buffet del establecimiento turístico, optando por la típica paella española que tanto gusta a los guiris. Los gestos de Cameron para ser un turista más han sido constantes en sus vacaciones conejeras. Todavía se recuerda en la isla cuando en el 2014 nada más bajar del avión acudía a hacer la compra a un supermercado de Hiperdino.

En Lanzarote las dos estancias de los Cameron se han visto como un auténtico maná para la promoción turística de una isla que depende mayoritariamente del turismo británico. Más de la mitad de los extranjeros que vienen a la isla de los volcanes de vacaciones proceden del Reino Unido. De los 2,5 millones de turistas que visitaron la isla en 2015, algo más de un millón eran británicos. Un estudio encargado por el Cabildo de Lanzarote cuantificaba en más de 1,2 millones de euros el valor publicitario de la visita efectuada en el año 2014 en los medios londinenses.

La preocupación por el brexit fue, sin duda, uno de los asuntos que marcó su descanso en Lanzarote. Y no sólo para Cameron sino para muchos de los residentes del Reino Unido en Lanzarote. El presidente de la asociación Lanzarote Business and Residents Association, Daniel Trigg, intentó sin éxito concertar una reunión con su primer ministro para expresarle la preocupación por una posible salida de su país de la Unión Europea.

"Estoy muy decepcionado como mis compatriotas", aseguraba ayer Trigg visiblemente enfadado y que no dudó en responsabilizar a Cameron por haber propiciado una situación que puede generar importantes pérdidas económicas a las islas. "No se puede echar por tierra los logros conseguidos en los últimos 30 años", indica.

Y es que el maná de Cameron puede convertirse ahora en una auténtica pesadilla para los intereses económicos lanzaroteños. "Los paquetes turísticos hacia Lanzarote son hoy más caros por el triunfo del brexit", sostenía ayer el portavoz de la patronal turística conejera, Francisco Martínez, quien cree también que bajará el gasto de los británicos en la isla.

Los tiempos felices de Cameron paseando por la playa de Famara con una tabla de surf en compañía de uno de sus hijos (una imagen que dio la vuelta al mundo en la Semana Santa de 2014) difícilmente parece que volverá a repetirse. El inglés que se enamoró de Lanzarote puede provocar ahora un auténtico terremoto con graves repercusiones económicas para el Archipiélago.

El m

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