En la tienda de quesos artesanos Queso Project los clientes se llevan a casa con su compra no solo los productos que adquieren sino también la historia que está detrás de cada porción. El optometrista Vicente Martín y la ingeniera agrónoma Ana García, ambos tienen 30 años de edad, abrieron hace cuatro meses en la calle José Molina de Arrecife el local en el que venden surtidos de España, Francia, Italia, Holanda y Reino Unido.
Los jóvenes emprendedores explican que "nuestro objetivo es que el consumidor conozca el origen y la historia del producto que compra y fomentar el consumo de queso artesano". Así por ejemplo, transmiten a sus compradores que el herreño ahumado de la quesería El Barranco, ubicada en Valverde, en El Hierro, "es producto de la dedicación de Juan José Hernández a los quesos ecológicos desde hace unos años, que en su día fue una novedad en esa isla".
Mientras Cándido Jiménez se ocupa de la ganadería, Yolanda Arencibia sigue con la tradición bien arraigada en su familia, la elaboración de quesos, entre ellos el Caidero Semicurado. Son dueños de El Caidero, quesería ubicada en Lomo El Marco, una de las más representativas del municipio grancanario de Moya.
Los relatos llegan también del extranjero, como el que vincula el Comté del maestro quesero francés Marcel Petite, que lleva en la profesión desde los años sesenta del siglo pasado. La presentación del dulce Comté es una imponente rueda con una corteza con aspecto de piedra de color beige que adquiere un mayor grosor y dureza con la maduración. Cuanto más maduro su dulzor es menos evidente. Sus sabores son múltiples, mantequilla derretida, batido de chocolate, avellanas y caramelo o aromas a tostadas, mermelada de ciruelas, cuero, pimienta o chocolate negro, según reza en la descripción de este manjar.
Otra de las joyas es el L' Amuse Gouda que Betty y Martin Koster maduran en cámaras a temperaturas más altas de las habituales en un almacén cerca de Ámsterdam durante dos años, con lo que desarrollan una atípica cremosidad para un Gouda madurado.
Vicente se centró en su gran pasión, el queso, después de residir en varios países europeos y Estados Unidos y participar en proyectos de investigación sobre la salud visual. "Tenía ganas de regresar a Lanzarote y el queso me ofreció esa oportunidad", afirma. Su compañera Ana es vallisoletana y cambió las vides y el vino por los derivados de la ganadería.
Distribución en Madrid
Una de sus próximas ideas es la puesta en marcha en octubre de una red de queserías canarias de pequeña producción para distribuir sus creaciones en Madrid. Argumentan que "hoy en día gran parte del queso canario que sale de las Islas pertenece a grandes queserías, que suelen ser las únicas que tienen las facilidades para exportar". Aseguran que "el consumidor final debe saber diferenciar un producto artesano de otro que no lo es" y añaden que "nuestra filosofía es que el productor nos sirva cuando pueda y decida el precio".
