Los artesanos lanzaroteños han decidido subirse a la pasarela para mostrar sus creaciones. Bolsos, joyas, trajes típicos y sombreras tradicionales entre otros muchos complementos de moda se pudieron ver ayer durante la primera pasarela de la Feria Insular de Artesanía que se celebra en Mancha Blanca (Tinajo) coincidiendo con las fiestas patronales en honor a la Virgen de Los Dolores. "Creemos que es una buena oportunidad para dar a conocer nuestro trabajo", destacaban ayer el grupo de artesanos que formó parte de una iniciativa surgida a través de la Asociación Intercultural de Artesanías de Lanzarote (AICAL).
Elena Bassetti, María Del Mar Duarte, Héctor Pascual, Sara Villalba, Silvia Mangia. Esther Romero, Isabelle Gueillet, Manuela Niz, Tete Betencourth, Rosa Betancort, Mario Fransceschin, Laia Castella, Azu Vilas, Silvia de Noia, Gema González, Rosa María Saraujo, Noelia Elorza, Lidia Núñez, Carmen Betancort, Isabel Peraza, Orquídea Matías y Thomas Noblet fueron los artesanos que participaron en las dos pasarelas en horario de mañana y tarde que se celebraron en una de las carpas centrales de la feria insular.
Héctor Pascual se mostraba ayer bastante satisfecho de la primera experiencia de este tipo organizada por los propios artesanos. Después de terminar sus estudios de joyería en la Escuela de Arte Pancho Lasso de Arrecife, en la que ha sido la primera promoción del ciclo de grado medio de Moldeado y Fundición de Objetos de Orfebrería, Joyería y Bisutería Artística.
"Es mi segundo año en la Feria de Artesanía y es el primer año en el que he empezado a vender mis creaciones en los distintos mercadillos de la isla", sostiene Pascual que se inspira en las joyas clásicas. "Una de mis asignaturas preferidas fue la Historia del Arte y en mis piezas me inspiro en la cultura mesopotámica, egipcia, etrusca y romana", destaca ayer mientras seguía con atención a las modelos que mostraban sus piezas de arte.
Los complementos de moda fueron sin duda los grandes protagonistas de la primera pasarela de Mancha Blanca. La italiana Elena Basset apostó también por las joyas. "Suelo trabajar en plata inspirándome en la naturaleza y de manera especial en el paisaje que Lanzarote me ofrece". Después de estudia alta joyería en Italia, Basset dio un cambio de rumbo en su vida y se estableció en la isla de los volcanes. "Desde hace seis años resido en Lanzarote donde trabajo como artesana", añade.
Mercadillos, modo de vida
Los mercadillos, fundamentalmente, los que se celebran en las calles del casco histórico de Teguise (los domingos), en la plaza de San Juan en Haría (sábados) y en el Pueblo Marinero de Costa Teguise (miércoles por la tarde) son los particulares centros comerciales de la mayor parte de los artesanos de la isla. "Es la única forma que tenemos para poder vivir de nuestro trabajo", recalcan.
La unión hace la fuerza. Así lo han entendido los artesanos que han constituido este año la Asociación Intercultural de Artesanías de Lanzarote. Una plataforma sin ánimo de lucro desde la que tratarán de dinamizar y mejorar las condiciones de sus asociados, facilitar las relaciones con las administraciones públicas y potenciar sus productos.
El objetivo fundamental de esta iniciativa se centra en la formación de artesanos especialistas que sean capaces, no solo de trabajar los oficios tradicionales, sino también de adquirir los conocimientos artísticos e históricos necesarios para comprender la función de los mismos, así como su evolución y adaptación a las nuevas demandas del mercado. A estos especialistas se les prepararía además para impartir cursos de formación y talleres artesanales, bien desde las instituciones públicas o desde la iniciativa privada.
Sin embargo, las artesanías más tradicionales realizadas por muchos mayores de la isla podrían tener los días contados. Conscientes de este peligro los ayuntamientos de Haría y Teguise han decidido poner en marcha un plan para la recuperación y fomento de las artesanías tradicionales.
El objetivo fundamental de esta iniciativa, que realizarán junto a AICAL se centra en la formación de artesanos especialistas que sean capaces, no solo de trabajar los oficios tradicionales, sino también de adquirir los conocimientos artísticos e históricos necesarios para comprender la función de los mismos, así como su evolución y adaptación a las nuevas demandas del mercado. A estos especialistas se les prepararía además para impartir cursos de formación y talleres artesanales, bien desde las instituciones públicas o desde la iniciativa privada.
El trabajo de estos artesanos tradicionales se pudo ver también ayer en la pasarela. Las sombreras de Lanzarote de palma de Esther Romero y los trajes típicos de Manuela Niz de Haría fueron una buena muestra de que lo tradicional nunca se pasa de moda.
Isabelle Gueillet mostró por su parte los grabados realizados sobre camisetas y vestidos, mientras que Silvia Marina Mangia apostó por los complementos elaborados a base de papel maché. Por contra, la lanzaroteña Tete Betencourt, que reside en Arrecife, sorprendió con sus bolsos y complementos de ganchillo, una técnica que heredó de su bisabuela. " Me apasiona el mundo de los ganchillos, de forma especial las ropas y los complementos", señala .
