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César entra en el debate sobre Arrecife

El artista lanzaroteño ya alertaba en una carta, en diciembre de 1975, de las "barbaridades" que estaban dañando de forma irreversible la imagen de Arrecife

César entra en el debate sobre Arrecife

"Creo que no se ha cometido un mayor asesinato a un pueblo de lo que se está llevando a cabo en el pobre pueblo de Arrecife". Era diciembre de 1975 cuando el artista lanzaroteño César Manrique hacía pública una carta en la que alertaba sobre los graves peligros que, a su juicio, estaban destruyendo a la capital de la isla. Cuarenta y un años después la ciudad vuelve a vivir un debate similar a raíz de la peatonalización o no de la avenida marítima.

En esta ocasión ha sido la Cámara de Comercio de Lanzarote la que está liderando una campaña que bajo el lema 'SOS Arrecife' pretende dar un giro de 180 grados a la capital lanzaroteña.

Después de inaugurar los Jameos del Agua, la Cueva de los Verdes, el restaurante de las Montañas del fuego, el Mirador del Río y el Museo Internacional de Arte Contemporáneo del Castillo de San José, al artista le dolía la dejadez institucional en Arrecife. "Es tristísimo ver el esfuerzo enorme que se ha hecho para salvar una isla única como Lanzarote, a través del cuidado de su paisaje, arquitectura popular, agricultura y acicalándolo aún más para acentuar su personalidad (...) y ver después la falta de sentido de todo orden en la capital de la isla que es Arrecife y la que posee además la marina más bella de las Islas Canarias".

No sabemos si la planificación que se llevó a cabo en la década de los 70 del pasado siglo es responsable del actual caos urbanístico de la capital pero César ya predijo lo difícil que iba a resultar. "Todo lo que se está haciendo es de una monstruosidad tal que será imposible arreglar, precisamente por se todas unas barbaridades irreversibles, quedando estropeadas para siempre", aseguraba en 1975.

El temor de Manrique era incluso que los desatinos se extendieran hacia el resto de Lanzarote. "Esto es lo gravísimo por tener además el virus contagioso que se distribuirá paulatinamente con su desprestigio y contagio en el resto de la isla", apuntaba.

Manrique no tenía pelos en la lengua y siempre que podía arremetía contra todo aquello que le chirriaba a la vista. "Si se tuviera una conciencia del verdadero significado y el gran peligro que corre toda Lanzarote con su destrucción sistemática sobre todo Arrecife con su ordinariez y vulgaridad de construcciones, sus porquerías, con basureros detrás de cada esquina", afirmaba.

Y es que las palabras de César aún hoy siguen vigentes en muchos puntos de la ciudad. "Su capital Arrecife la están degradando, la están vulgarizando, la están ensuciando y en un corto plazo la están convirtiendo en un ridículo monstruo para hundir por su influencia como un cáncer el resto de la isla", sostenía

César entendió desde siempre que la capital de la isla no podía quedarse al margen de la belleza del resto de Lanzarote hasta el punto que creía que Arrecife debía ser el ejemplo para el resto de los pueblos de la isla. "Lanzarote sería una isla maravillosa y rica si su planificación se siguiera llevando, hasta la fecha a pesar del deterioro en algunos lugares por el egoísmo y la ignorancia y por supuesto que Arrecife su capital fuera la que diera el gran ejemplo".

Durante toda su vida, Manrique fue un estilete para los gobernantes a los que acusaba de ser los responsables de las barbaridades cometidas. "La miopía de los responsables de las barbaridades cometidas en Arrecife son de gravísima transcendencia ya que están jugando con el porvenir y la vida de todos los habitantes de Lanzarote", afirmaba en su carta pública.

Una carta de varios folios, que bajo el título Arrecife: sus problemas, Manrique se encargó de repartir entre los periodistas de la época. Ese era el caso de Agustín de la Hoz, que entre la documentación que su familia donó al Ayuntamiento de Arrecife, se encuentra una copia de cinco folios escrita a máquina y firmada por el propio artista.

"El abandono de Arrecife es total y la degradación, los basureros y la especulación absoluta", volvía a repetir. Otra de sus quejas se refería a la proliferación de coches. "El espacio se está reduciendo alarmantemente, la estrechez está siendo cada día más evidente y lo que sido increíble ha sido la explosión en el número de automóviles...", mantenía

Un mensaje que seguro abrazarían en estos momentos los que quieren sacar los coches del centro de la capital. "Efectivamente en la actualidad ya no caben los coches en Arrecife por el reducido espacio que cada vez será más estrecho y reducido por ir metiendo en el mismo espacio el mayor número de habitantes, con la altura de los edificios especulando hasta el límite dando lugar a una imposible convivencia".

Las profecías de Manrique entran ahora en el debate abierto sobre el futuro de Arrecife.

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