El Consejo Insular de Aguas ha aprobado el 'Plan de gestión del riesgo de inundación de la demarcación hidrográfica de Lanzarote' (PGRI) que tiene como objetivo lograr una actuación coordinada de todas las administraciones públicas y la sociedad para reducir las consecuencias negativas de las inundaciones, basándose en los programas de medidas que cada una de las administraciones debe aplicar en el ámbito de sus competencias para alcanzar el objetivo previsto, bajo los principios de solidaridad, coordinación y cooperación interadministrativa y respeto al medio ambiente.

Este trabajo recoge que Lanzarote tiene una precipitación media anual de 136,23 mm, se caracteriza por la escasez e irregularidad de las precipitaciones, que se con concentran en muy pocos días de los meses de diciembre y enero, tiene escasa cobertura vegetal, en un amplio porcentaje de la isla que produce elevada evapotranspiración. El balance hídrico natural para la isla se ha estimado en 111 hectómetros cúbicos anuales de aportaciones totales por lluvia, de los cuales el 89 % de pérdidas por evapotranspiración, de infiltración y el resto de escorrentía superficial.

El organismo encargado del control de la información hidrológica en la isla de Lanzarote es el Consejo Insular de Aguas. Para ello cuenta con una red de 39 pluviómetros repartidos por toda la isla.

El PGRI es un documento fundamental para la gestión de las inundaciones, y un documento de referencia para las administraciones y para la sociedad en general, que supone la última fase de implantación de la Directiva Europea sobre inundaciones (Directiva 2007/60/CEE) traspuesta a la legislación nacional por el RD 903/2010, de 9 de julio, de Evaluación y Gestión del Riesgo de Inundación. Supone la superación de una mera concepción "sectorial", y su consideración en la óptica de su integración en el sistema territorial insular.

Este Plan marca las vías para: Incrementar la percepción del riesgo y las estrategias de autoprotección; Mejorar la coordinación y cooperación; Mejorar el conocimiento para una adecuada gestión del riesgo; Aumentar la capacidad de predicción ante situaciones de avenidas; Racionalizar la ordenación del territorio y la gestión de la exposición en las zonas inundables; Optimizar los sistemas de defensa e incrementar la capacidad del sistema para minimizar la inundación; Disminuir la vulnerabilidad de los elementos en zonas inundables; y contribuir a mantener el buen estado ecológico de las masas de agua.

El objetivo último es conseguir que no se incremente el riesgo de inundación actualmente existente y que, en lo posible, se reduzca a través de los distintos programas de actuación.