Dos días después de terminada la vigésima cuarta edición de la travesía El Río los nadadores participantes siguen sin recibir sus medallas. En algún punto entre el muelle de Órzola y el muelle de Caleta de Sebo, se perdieron dos cajas con 800 medallas.

En un principio, parece que las dos cajas embarcaron en Órzola y desembarcaron en Caleta de Sebo, aunque posteriormente se les perdió la pista, pero lo cierto es que tras volver La Graciosa del revés, no hay rastro ni de las cajas ni de las preseas. Así pues, ha quedado descartado el posible despiste. Tampoco cabe la posibilidad de que se trate de una broma. El humor, dos días después, ha quedado totalmente diluido. Y a los trabajadores del Servicio Insular de Deportes, custodio de los metales de la travesía El Río, no les ha hecho ni pizca de gracia.

En cualquier caso, el paradero de los metales es un misterio y más aún si cabe el motivo de su desaparición. Sin otro valor que el conmemorativo de la prueba, su destino ante un posible robo solo puede ser el de la chatarra. A menos que sufrieran un accidente y no llegaran nunca al puerto de Órzola. En este punto, las especulaciones están servidas. Y ¿quién sabe? Tal vez se encuentren con la llave, en el fondo del mar, matarile lire ron.