La Provincia - Diario de Las Palmas

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Ojo clínico para la fotografía sin tabúes

El médico Tomás Rebora publica un libro con las imágenes de sus viajes a África, Asia y América

Tomas Rebora con el libro 'Caminos Ajenos'. D.R.

Chozas de adobe en un poblado de Ghana, un pastor con su rebaño en el Atlas marroquí o una niña de pies descalzos y polvorientos en la mexicana Oaxaca son algunas de las 120 imágenes que se pueden encontrar en el libro Caminos Ajenos del médico del centro de salud de Playa Blanca (Yaiza), Tomás Rebora. Este médico, cooperante, viajero y fotógrafo amateur ha recorrido África, América y Asia; y en sus años de viajes ha captado la pobreza, la cotidianeidad, la belleza de los paisajes y la realidad de sus habitantes con una mirada cercana y sin tabúes.

Su afición por los viajes y la necesidad de compartir sus experiencias han sido las razones que le llevaron a poner en marcha un proyecto de autoedición a través de una campaña online de micromecenazgo. "Siempre me ha llamado más la atención viajar por lugares rurales, contar historias de otros a través de mi enfoque personal con la fotografía", relata.

Aunque en el libro se incluyen una serie de textos, realizados por algunos de los amigos que le han acompañado en sus viajes, las fotografías solo incluyen la fecha y el lugar donde se tomaron.

"Las historias de cada una de las fotografías no están relatadas en el libro, solo la fecha y el lugar donde se hicieron. Pretendemos que cada uno reflexione sobre las distintas imágenes. Es cierto que hay fotografías más complejas que transmiten la precariedad que existen en esos lugares del mundo y en otras se puede admirar la belleza de esas zonas". Rebora destaca que en sus fotografías siempre hay una crítica a veces implícita y otras no tanto.

En sus viajes, algunos de ellos en bicicleta, busca sobre todo relacionarse con las personas que encuentra a su paso. "América, gracias al idioma, me permitió una interacción continua con la gente, les fue más fácil transmitirme su vida real. En Asia, por contra, fue más complicado. Cuando viví de cooperante en África, en el norte de Ghana, estuve en aldeas en las que daba la sensación de haber vuelto 2.000 años atrás", afirma.

"Trabajar como médico en países en vías de desarrollo y en proyectos de cooperación me ha resultado muy duro y muy complejo a nivel personal pero muy gratificante". Una experiencia que nada tiene que ver su actual trabajo. "Aquí ir al médico es como ir de compras, quiero esto quiero aquello", confiesa.

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