Entre los problemas que detectó durante la restauración del mural se encontró el mal estado de la madera.
Efectivamente, la madera había sufrido un ataque biológico por culpa de los insectos, que provocó carcoma. Había varios focos que tuvimos que tratar con un tratamiento anticarcoma. Además, tuvimos que limpiarla porque estaba grasienta por la cercanía a la cocina y el humo del tabaco durante todos estos años.
¿Cúal fue la parte más complicada?
La parte estructural, situada en la parte trasera, presentaba muchos daños porque la estructura de escayola estaba lesionada y tenía muchas fracturas, lo que hacía que se cayera a trozos.
¿Y la que más satisfacción le ha dado?
El descubrimiento de la decoración que estaba oculta en la parte de la quilla del barco. Haciendo la limpieza empezó a salir. Estaba recubierta de varias capas de escayola y muchas capas de pintura blanca. Fue una gran satisfacción recuperar algo que se daba por perdido y ha cambiado al final la lectura completa de la obra. Ahora el elemento vertical y la quilla cierran visualmente todo el mural.Si te fijas en la fotografía que se realizó en 1992 cuando César volvió a firmar la obra esta vez en la madera se ve que la quilla está oculta.
Porque la firma original me imagino que ya no está.
Hice algunas pruebas estratigráficas para ver si se encontraba la firma original en la pared. Todo el mundo me decía la zona en la que podía estar pero no se encontró nada.
¿Una vez culminada la restauración ha aprendido algo nuevo sobre la obra de César?
No cabe duda de que estamos hablando de un genio. Cada vez que estudio su obra descubro cosas nuevas como la orginalidad de mezclar materiales diferentes: elementos cotidianos de los pescadores, de barcos , hierros... No solo la mezcla de materiales sino también la originalidad a la hora de anclar la obra a la pared en su estructura.
