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Máguez homenajea a sus parteras

Haría rinde un tributo a título póstumo a Juana Betancort Bonilla y a su hija María Dolores Betancort por la atención prestada a las madres del municipio en el parto

Familiares de las parteras homenajeadas ayer junto a la placa de reconocimiento. Con un ramo de flores, la hija y nieta de las parteras, Rosalía Betancort y a su lado, su hermano Teófilo. D. R.

"Mi abuela y mi madre asistían a las parturientas de forma altruista, nunca cobraban nada aunque la gente les pagaba en especias (legumbres, quesos, gallinas...)". Rosalía Betancort se encargó ayer de realizar una semblanza de su abuela Juana Betancort Bonilla (1888-1970) y su madre, María Dolores Betancort Betancort (1910-1991) durante el reconocimiento público que brindó ayer a título póstumo el Ayuntamiento de Haría a las dos mujeres que ayudaron a cientos de madres del municipio a traer al mundo a sus hijos.

"Siempre estaban dispuestas, de noche y de día", recuerda Rosalía. "Tanto a mi madre como a mi abuela le venían a tocar a sus casas para decirles que la parturienta ya estaba a punto y para allá iban", señala.

Juana Betancort nacía en el año 1888 en el pueblo de Máguez en el que se casó con Teófilo Betancort, vendedor de lotería. Madre de ocho hijos, "era la matriarca de la familia pues aquí en su casa nos reuníamos todos, no faltó ni una noche que no se rezara el rosario y tanto a mi abuelo como a ella se les pedía la bendición al llegar y al marchar", recuerda Rosalía.

"Era fuerte y decidida, afrontaba cualquier problema con valentía, como casi todas las mujeres de su generación, ya que sufrió el paso de una guerra y la miseria de la posguerra", señala su nieta. "Era generosa, tenía un gran corazón, lo daba todo por los demás y por su familia", afirma.

La partera de Máguez, como se le conocía a Juana Betancort, le inculcó este don natural a su hija Juana. "Como siempre le acompañaba a los partos fue aprendiendo todos sus secretos", asegura Rosalía. "Dicha vocación se la enseñó e inculcó a mi madre, la cual continuó asistiendo a las parturientas, no sin antes preguntar ¿ya llamaron al médico? Este iba, observaba y si todo venía bien se marchaba".

Rosalía destaca que en la época de su madre las parteras ya no podían actuar sin el consentimiento del médico aunque al final eran ellas las que asistían a las parturientas porque el médico solía irse si veía que el parto no iba a tener ninguna complicación. "En la misma noche llegó a asistir a dos parturientas, siendo una de ellas su propia hija".

El pueblo de Máguez celebraba ayer el día grande de su patrona con la celebración de una misa cantada por el grupo Alborada y la posterior procesión por las calles de esta pequeña localidad. Fue precisamente durante la procesión en honor a Santa Bárbara cuando se descubrió una placa en la calle donde se encuentra la vivienda de Juana Betancort. El alcalde de Haría, Marciano Acuña, destacó la labor altruista de estas dos vecinas sobre todo en una época en la que la asistencia médica era muy precaria. "Es un justo homenaje a estas dos mujeres", dijo.

Tras la procesión, se celebraba en el Centro Democrático de Máguez una degustación de caldo de trigo y millo, al que le siguió un tenderete canario amenizado por la Parranda Los Gurfines . Las fiestas concluyen mañana martes con un taller de baile tradicional impartido por miembros de la Agrupación Malpaís de la Corona a partir de las 17.00 horas. Esta tarde, a las 19.30 horas será la elección de miss y míster infantil.

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