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El paraíso graciosero estrena sinfonía

La Banda Sinfónica de Tenerife es el grupo de música más numeroso que actuará en la Isla

Paco Parrilla con la Kremerata Báltica en 2014 en La Graciosa.

El mar, la brisa, los vecinos, los turistas y el ajetreo de la vida diaria, tanto en tierra como en agua salada, interpretan a diario la sinfonía vital de la octava isla canaria. A esa composición graciosera se sumará el próximo 22 de enero la Banda Sinfónica de Tenerife con las Danzas Guerreras (El Príncipe Igor), de Aleksandr Borodin; la Obertura de Guillermo Tell, de Gioachino Rossini; el Poema Sinfónico Un viaje al Pico del Teide, de Gregory Fritze; y Slavonic Rhapsody Op. nº 1, compuesta por Carl Friedermann. Un repertorio escogido para la ocasión que unos cincuenta músicos interpretarán en el muelle de Caleta de Sebo en el 33o Festival de Música de Canarias.

Será una cita histórica, no solo porque la Banda Sinfónica de Tenerife actuará por primera vez en La Graciosa sino porque nunca antes un grupo de música clásica tan numeroso ha realizado un concierto en la Isla. La noche anterior, la formación estará en el auditorio de Jameos del Agua.

Preparar un concierto de esas características no es tarea fácil. Lo sabe muy bien el técnico de Cultura del Cabildo de Lanzarote Paco Parrilla, que ha coordinado desde Lanzarote las actuaciones de las últimas doce ediciones del Festival de Música de Canarias que han tenido lugar en las seis islas no capitalinas, aunque en ocasiones también lo ha hecho para recitales que se han celebrado en Gran Canaria y Tenerife.

El reto de un funcionario

Desplazamientos de los músicos, transporte de los instrumentos, alojamientos, ensayos y solucionar imprevistos de última hora son algunas de las labores de las que se ocupa Parrilla desde hace doce años. "Rafael Nebot [impulsor y gestor del Festival de Música de Canarias] se puso en contacto con el Cabildo de Lanzarote para solicitar colaboración para la celebración de los conciertos en otras islas y me eligieron a mí", indicó Parrilla. Añadió que "este trabajo es un reto y me encanta". En junio de cada año empieza los preparativos de cada nueva edición del festival, que se ha consolidado como un referente en el invierno de la música clásica europea.

A Parrilla no hay prácticamente obstáculo que se le resista. Si hay que buscar un atril de última hora o un músico se resiste a que su instrumento viaje en la bodega del avión separado de su dueño, como ha ocurrido más de una vez, Parrilla busca la forma de contentar a todo el mundo.

En esta edición coordina bajo su batuta a unos 60 técnicos y alrededor de 200 músicos para los 70 conciertos distribuidos en seis islas. Como curiosidad, para el traslado de todo el equipo de la Banda Sinfónica de Tenerife desde Órzola hasta Caleta de Sebo se ha tenido que alquilar una barcaza, señaló Parrilla.

Las anécdotas no faltan. En 2012 mientras el vecino de La Graciosa Miguel Páez asistía al concierto del Sexteto de Colonia en la iglesia, su perro, Valerón, entró en el templo a buscarlo. "Se mostró encantado con la música", señaló Páez.

El público es fiel en La Graciosa. Ingleses, alemanes, canarios y peninsulares hacen coincidir sus vacaciones en la isla con el festival.

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