La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a un máximo de 15 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario a la madre que acuchilló a sus dos hijos, de 5 y 3 años de edad, a los que causó heridas superficiales en distintas partes de su cuerpo, en la madrugada del 24 de junio de 2015 en el domicilio familiar en el pueblo de Arrieta (Haría). A su vez el tribunal ha absuelto a la procesada de dos delitos de homicidio en grado de tentativa con la agravante de parentesco y determina que "se declare de abono, en su caso, el tiempo que la procesada ha permanecido privada de libertad por esta causa". La mujer está en prisión preventiva en la cárcel de Tahíche desde el 29 de julio de 2015.

La defensa y la Fiscalía solicitaron la absolución penal de la acusada debido a su estado de enajenación mental, pero el letrado pidió el acogimiento familiar para la madre con las medidas de seguridad que se establecieran para su caso y que se calificara lo sucedido como dos delitos de lesiones. En cambio, el fiscal demandó que se internara en un centro psiquiátrico adecuado al tipo de anomalía o alteración psíquica por ella padecida por un tiempo de 30 años, 15 años por cada uno de los delitos cometidos, pretensión que la Audiencia considera "excesiva" en atención a las lesiones que finalmente sufrieron los menores.

Cuando cometió los hechos en los que utilizó un cuchillo de cocina de 17 centímetros, estaba bajo la influencia de un "brote psicótico breve" concretado en un delirio que condicionaba sus actos y que le ocasionaba "una merma completa en la comprensión, en su naturaleza y consecuencias, con ausencia to-tal en su capacidad de juicio en esos momentos".

Ingreso en Urgencias

Antes de agredir a sus hijos, en torno a la 1.30 horas de la madrugada, había estado ingresada durante siete horas en observación en Urgencias del hospital Doctor José Molina Orosa, "momento en el que ya existía una situación de descompensación que no fue advertida", apuntaron los forenses en sus informes.

En su declaración, "algo confusa y exculpatoria", en el primer día del juicio, celebrado el pasado 8 de febrero en Arrecife, la acusada reconoció haber estado en el lugar de los hechos y admitió la posibilidad de acuchillar a sus hijos. No obstante, mantuvo que "estaba loca" y "no era yo" y en otras ocasiones que no recordaba qué pasó. La madre de la condenada, quien vivía en un apartamento situado en el piso superior al de su hija, relató que tras escuchar "aullidos, como de gatos", bajó a la habitación de la procesada y sus nietos y se la encontró con el cuchillo en la mano. Acto seguido auxilió a sus nietos.

Los forenses resaltaron en sus informes que en el tipo de trastorno padecido por la acusada "se describen altas tasas de recaída, con la característica de tener un inicio brusco de los síntomas psicóticos", por lo que desaconsejaban el control ambulatorio. La sala rechaza el informe aportado por el psicólogo de la defensa porque "no es convincente", no es médico y no se analiza a la paciente desde el punto de vista de su enfermedad, sino de su comportamiento. El fallo se puede recurrir en el Tribunal Supremo.