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De Francia a la isla Martinica en solitario

Marta Güemes participa a partir del 1 de octubre en la regata Mini Transat de 7.500 kilómetros

Marta Güemes en la embarcación con la que realizará la regata. LP / DLP

La lanzaroteña Marta Güemes participará en una de las travesías de navegación en solitario más duras del mundo, la Mini Transat, reservada para pequeñas embarcaciones de 6,50 metros de eslora que a partir del 1 de octubre recorrerán en dos únicas etapas las 4.050 millas náuticas (unos 7.500 kilómetros) que separan el puerto francés de La Rochelle de la isla caribeña de Martinica. "Es un sueño que quiero cumplir", destaca Güemes, que lleva residiendo en Francia desde hace doce años.

Iniciada en el deporte de la vela en el Real Club Náutico de Arrecife a los 10 años de edad, Marta será una de las siete mujeres (dos únicas españolas) de entre un total de 84 participantes que tomarán parte en esta prestigiosa travesía transoceánica. Instructora de vela, en la actualidad trabaja de ingeniera en una empresa de tratamiento de agua en Francia en Grenoble.

"Mi empresa, que también patrocina el proyecto, me permitirá una excedencia de seis meses para preparar y realizar esta travesía", señala. Para poder participar en la Mini Transat, Marta tuvo que superar en junio del pasado año la prueba clasificatoria consistente en recorrer 1.000 millas náuticas en el mar Mediterráneo, su primera gran aventura como navegante en solitario.

"Lo peor fue una tormenta que a punto estuvo de truncar mi sueño aunque ahora me ha servido como experiencia para afrontar la regata por el Atlántico", indica.

La Mini Transat, que se celebra cada dos años, recalará antes de partir hacia el Caribe el 1 de noviembre en Las Palmas de Gran Canaria. En la anterior edición de 2015 realizó la única escala de su recorrido en la bahía de Arrecife. "Mi familia hubiese preferido que parara en Lanzarote aunque también viajarán a Gran Canaria para recibirme", sostiene.

Aproximadamente dos semanas más tarde de salir de Gran canaria, los primeros regatistas alcanzarán las boyas de meta situadas en la citada isla caribeña después de haber hecho frente a unas condiciones de navegación muchas veces adversas e incluso extremas en determinadas jornadas, sin recibir ayuda externa y guiados únicamente por sus cartas náuticas, un GPS y un canal VHF de frecuencia corta para recibir información meteorológica. Uno de los aspectos más complicados de una regata en solitario es el sueño. "Hacemos periodos de 20 minutos de sueño", recalca. Una experiencia que realiza con un barco de segunda mano lo que previsiblemente le impedirá estar entre los primeros clasificados. Su sueño le espera.

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