¡Otro palmero! El cronista de Teguise, Francisco Hernández cuenta la sorpresa que le causó durante sus trabajos de recopilación para el Departamento de Genealogía del Archivo Histórico de Teguise la aparición de cientos de vecinos de La Palma en los archivos parroquiales de Lanzarote que habían venido hasta la isla a contraer matrimonio. Según sus cálculos se podrían contabilizar al menos hasta 500 los palmeros los que se habían trasladado desde la Isla Bonita hasta Lanzarote entre los años 1725 y 1875.
"El saqueo y la destrucción de los archivos lanzaroteños, nos impide conocer el número exacto de palmeros llegados a Lanzarote, pero gracias a la documentación recopilada por el Departamento de Genealogía que hemos creado en el Archivo Histórico de Teguise y a los propios fondos del Archivo, descubrimos y sin que nadie se explique los motivos, cómo los palmeros continuaron llegando a Lanzarote", resalta Hernández.
El cronista resalta que aunque la mayoría de los palmeros sólo apuntaban en los registros que su lugar de nacimiento era La Palma en los archivos también aparecen los pueblos de Barlovento, Breña Alta, Buenavista, Galga, Garafía, Los Franceses, Los Llanos, Los Sauces, Punta Llana, San Andrés, San Blas, Santa Cruz de la Palma, Tijarafe, Mazo, Las Manchas y Breña Baja.
Un éxodo que también ha dejado sus raíces en algunos de los apellidos más comunes en Lanzarote. Hernández, Guerra, Alonso, Batista, Cabrera, Castro, Pérez, González, Martín, Rodríguez, Díaz, Jiménez y Castillo, entre otros, son los apellidos de los palmeros registrados en Lanzarote.
De hecho, el propio Francisco Hernández relata que la rama de su apellido también procede de La Palma. De igual forma, una vecina de los Llanos con el apellido Hernández, fue una de los primeros habitantes establecidos en la isla de la Graciosa, después de cerrar la factoría de pescado que allí existía. Asimismo, una rama importante de la familia Guerra de Lanzarote tiene su origen en el pueblo de Puntallana y lo mismo ocurre con otra de los Hernández que procede de Los Sauces.
Hernández destaca que el elevado número de palmeros que llegaban a la isla a casarse llamó incluso la atención del Visitador General, Estanislao de Lugo, siendo obispo Valentín Morán, que en 1753 ordenó al párroco de Teguise que antes de casar a los foráneos de la isla estos debían publicar las proclamas matrimoniales en sus parroquias de origen para evitar que se pudiese estar cometiendo algún tipo de fraude.
"Visitado el libro donde se sientan los matrimonios que se celebran por los Venerables Beneficiados de esta Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y registrado sus partidas dijo las aprobaba, y que hallándose algunas de forasteros que se casan en esta isla, sin expresar si precedieron las proclamas en la parroquia de su domicilio, lo que se extraña mucho más en la que se halla de hombre y mujer naturales ambos de la Palma, pues fuera del impedimento de libertad que pudieran tener, se podrá también seguir el de algún parentesco en los grados prohibidos, debía mandar y mando que en adelante se exprese en los casamientos de forasteros haber precedido las proclamas en las parroquias donde corresponda",destaca el mandato eclesiástico.
Antes de las erupciones volcánicas a Lanzarote se le llamó el granero de Canarias siendo sus principales producciones trigo, cebada y centeno. Como isla de señorío sus habitantes estaban obligados a pagar un quinto de todo lo que se exportaba por lo que es precisamente en el registro de los Libros de Quintos y en los protocolos notariales donde se observa las primeras relaciones entre Lanzarote y La Palma.
Hernández afirma que es a mediados del siglo XVII, cuando se inicia el intercambio de vecinos entre estas islas. "En los años de malas cosechas los lanzaroteños emigraban a otras islas entre ellas a La Palma, pero también los agricultores palmeros emigraron a Lanzarote para trabajar en la cosecha de cereales, apunta el cronista que añade que Juan de Acosta que era maestre de la fragata de Diego Méndez, trajo a Lanzarote gran cantidad de vecinos de La Palma en el año 1658.
A raíz de estas investigaciones, Francisco Hernández, tiene previsto enviar al arhivo de Santa Cruz de La Palma las fichas genealógicas de los palmeros para que los vecinos que lo deseen puedan encontrar a su vez los orígenes de sus antepasados en Lanzarote. El cronista considera que sería interesante profundizar en este estudio para conocer las razones de este importante éxodo. "Dejamos a la curiosidad de otros estudios el saber si algunos de los palmeros que llegaron, eran a su vez descendientes de los primeros lanzaroteños emigrados a la Isla Bonita durante las hambrunas en Lanzarote".
