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Recursos hídricos en Lanzarote Una gran 'mareta' en el subsuelo

Un estudio confirma la existencia de un acuífero bajo las lavas de Timanfaya

El caudal, procedente de la lluvia, podría cubrir hasta el 70% de la demanda anual de agua

Pablo Ramírez, Carlos Soler, Carlos Meca y Griselda Martínez, ayer en la Sociedad Democracia. ESRI

Un estudio de geofísica de la Universidad de Barcelona, encargado por Podemos Lanzarote, revela la existencia de un gran acuífero sepultado bajo el malpaís de Timanfaya, originado a raíz de las erupciones volcánicas acontecidas entre 1730 y 1736, las cuales cubrieron de lava una cuarta parte de la superficie de la Isla (unos 174 kilómetros cuadrados). El volumen de ese caudal procedente de la lluvia, según las primeras estimaciones, sería de entre 12 y 17 hectómetros cúbicos, es decir, el equivalente a entre el 50% y 70% de la producción anual de agua desalada en Lanzarote, que asciende a 24 hectómetros cúbicos.

El secretario general de Podemos en la Isla y portavoz de la formación en el Cabildo, Carlos Meca, anunció ayer el hallazgo de ese "gran aljibe" de aguas subterráneas en Timanfaya con motivo de la investigación llevada a cabo por la Universidad de Barcelona, la cual han financiado la Fundación César Manrique (FCM) y el grupo empresarial lanzaroteño Cicar. Meca calificó ese descubrimiento como "la segunda revolución del agua en Lanzarote" después del hito que supuso la puesta en marcha por los hermanos Manuel y José Díaz Rijo, de la primera planta desaladora de agua de mar en Europa en 1965.

El acuífero de Timanfaya, "cuyo malpaís funciona como una gran mareta de 200 kilómetros cuadrados de superficie de recogida de agua de lluvia", dijo Meca, "puede significar un cambio radical en la concepción de la hidrología, la economía y la sostenibilidad de Lanzarote". Añadió que, de momento, va a significar que se tengan que revisar y reescribir todos y cada uno de los libros que se han escrito en esta isla sobre agua y cultura del agua, incluyendo el Plan Hidrológico de Lanzarote".

El catedrático de Prospección Geofísica y decano de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona, Albert Casas, el mayor experto en su materia, al menos en España, dirigió al equipo de geólogos que se trasladó a Lanzarote para "radiografiar" las cunetas de las carreteras existentes en Timanfaya.

Ese trabajo es el que ha confirmado la hipótesis de una gran bolsa de agua bajo Timanfaya, cuya posibilidad ya había anunciado hace quince años el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y especialista en investigaciones hidráulicas Carlos Soler, conocido como el buscador de agua. De hecho, en 2005 descubrió, tras 328 años de búsqueda, la Fuente Santa de la isla de La Palma, hecho por el que se hizo conocido.

La teoría de este reconocido ingeniero y profesor de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de La Laguna sobre el acuífero que sepultaron las lavas de Timanfaya, donde existió la zona de cultivo más fértil de Lanzarote con las plantaciones de cereales como principal producción, no despertó entonces el interés de la Dirección General de Aguas del Gobierno de Canarias, departamento del que es técnico Soler como jefe de Planificación, Estudios e Hidrología, aunque él aclara que la investigación en Lanzarote la realizó durante el periodo que estuvo fuera del mismo. El asunto despertó la curiosidad de Podemos en 2015, poco después de que esa formación política llegara al Cabildo de Lanzarote tras las elecciones de ese año.

A petición de Podemos, Soler hizo un informe detallado sobre la hidrogeología de los malpaíses de Lanzarote en el que desarrolló su tesis y que financió el partido morado. En ese trabajo Soler refutó dos datos que se incluyeron en el estudio sobre aguas en Canarias realizado por el Ministerio de Obras Públicas en 1975, el proyecto SPA-15, en el que se sostenía que había un único acuífero en Lanzarote, con aguas salobres y escasas y en el que, por otro lado, se cifraba en un 89% el porcentaje de evaporación del agua, con lo que se frenaba la formación de esos embalses naturales en suelos más permeables, como son los malpaíses.

Sin embargo, Soler no solo se refiere al acuífero del malpaís de Timanfaya, cuyo Parque Nacional ocupa 51,07 kilómetros cuadrados, en el suroeste de Lanzarote, sino también al del malpaís de La Corona, en el norte de la Isla, formado por un proceso eruptivo de una antigüedad milenaria. Además, Soler concretó, en base a su experiencia en otras islas, que el porcentaje de evaporación en aguas de lluvias en zonas de malpaíses ronda en realidad el 50%. En base a ese cálculo se ha estimado la cantidad de agua de lluvia que puede haber en el subsuelo del malpaís de Timanfaya, entre 12 y 17 hectómetros cúbicos.

Soler necesitaba para confirmar su teoría un estudio de geofísica, que es el que ha hecho la Universidad de Barcelona, y una segunda fase en caso de que se determinara la existencia de agua en el subsuelo de Timanfaya, como así ha ocurrido. Esa segunda intervención, aún no se ha ejecutado, pero consistiría en sondeos en las cunetas, tal y como se hicieron en el malpaís de Fuencaliente para buscar la Fuente Santa en La Palma, y pruebas de bombeo para precisar el volumen exacto de agua y la calidad química y biológica de la misma, acciones valoradas en unos 90.000 euros, calculó Soler.

A priori, considera Soler, la calidad del agua de lluvia del malpaís de Timanfaya "debería ser casi agua para embotellar" al no estancarse bajo el volcán, aunque admitió que habría que investigar la incidencia en la misma de las emanaciones de gases, el calor que hay en Timanfaya (hasta 610 grados centígrados a tan solo 13 metros de profundidad) y por contaminación de vertidos donde los lixiviados del abasto urbano puedan contaminar parte del acuífero.

La extracción del agua se haría, según Soler, "sin causar daño alguno al entorno puesto que las intervenciones a realizar serían en los caminos ya existentes y sin riesgo alguno de afección al paisaje". Explicó que hacer el embalse en el subsuelo requeriría inyectar cemento, mientras que el caudal se sacaría mediante bombeo y las tuberías se enterrarían en las cunetas de las actuales vías.

Más barato extraer que desalar

  • El ingeniero Carlos Soler calcula que extraer un metro cúbico de agua del acuífero de Timanfaya mediante el sistema de bombeo costaría 10 céntimos frente a los 2,4 euros que vale desalar un metro cúbico de agua de mar. Por su parte, el secretario general de Podemos y consejero del Cabildo de Lanzarote, Carlos Meca destacó que "la captación de estas aguas subterráneas permitiría reducir el volumen de producción de agua desalada, con el ahorro económico y de consumo de petróleo que generaría, y a su vez ofrecería a la agricultura una alternativa clara al agua reutilizada, que lleva años degradando las tierras de la Isla". Asimismo, precisó que según el informe de Soler, "el beneficio de la inversión puede ser enorme", ya que "aunque solo se consiguiera el 15% del caudal que se demanda en la Isla, el ahorro sería de más de 5 millones de euros al año".

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