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Entrevista a Albano Arrocha Perera

"Mi padre cantó durante toda su vida en directo y eso no lo hace ni Bisbal"

"Él sabía cuándo la voz le salía mejor y cuándo peor, pero cuando se sentía seguro su voz podía llegar arriba, abajo y a todos lados con la tremenda facilidad que muchos no han logrado", rememora el hijo del cantador lanzaroteño Ico Arrocha

Albano Arrocha, el lunes, junto al cartel de 'La noche de Ico' en La Tiñosa. A.F.

¿Esperaba el homenaje que le rendirán cantantes, tocadores y bailadores de toda Canarias este sábado en La Tiñosa a su padre, Ico Arrocha?

Por supuesto. Lo sabía antes de que mi padre falleciera, vives con eso, conoces la grandeza de esa persona y lo que ha significado en el folclore, al margen de que sea mi padre. Llevaba mucha trayectoria detrás, ha hecho escuela y, a término particular, es imposible no saber que esto no iba a suceder, pues sería engañarte a ti mismo. Sabía que un día ese homenaje llegaría. Su pérdida fue inesperada.

¿De dónde sacaba esa fuerza que tenía para cantar?

Yo le preguntaba si no se ponía nervioso en el escenario y me decía que se imaginaba que no había nadie cuando él cantaba y que estaba solo. Él sabía cuándo la voz le salía mejor y cuándo peor, pero cuando se sentía seguro su voz podía llegar arriba, abajo y a todos lados con la tremenda facilidad que muchos no han logrado.

¿Cómo eran sus ensayos?

Ensayaba con la rondalla [Agrupación Folclórica Guadarfía] una vez a la semana miércoles o viernes, pero muchas veces prescindía de los ensayos porque eran un poco monótomos. Los palos del folclore son siempre los mismos (isas, folías, malagueñas) y muchas veces ni iba a ensayar. Ensayábamos en casa y no solo folclore, sino muchas otras cosas.

¿Qué otro tipo de música?

Mi padre fue conocido por el folclore, pero yo lo conocí en el salón de mi casa cantando samba, Aires de Venezuela, joropos, Granada y muchas cosas que la gente no ha visto. Cuando mi padre cantaba 'despegaba' los azulejos de la cocina. Era una barbaridad. Poca gente tiene el don de mi padre.

¿Cómo era Ico en el ámbito familiar?

Una persona muy entrañable. Mi padre lo mejor que tenía era el cariño que le tenía a todo. No podía ver sufrir ni a un gato. Al margen de que era muy reservado y no le gustaba contarle su vida a nadie, siempre intentaba tener una buena cara con todo el mundo, aunque él tuviera un día cambado. Le gustaba sonreírle a la vida.

No solo su voz, sino esa forma de ser con los demás lo hacían aún más grande.

Yo siempre he dicho que él lo tenía absolutamente todo. Fue un artista con esa forma de ser tan pura y un saber estar siempre, que parecía que hacía las cosas con un guión, pero no era así. Realmente improvisaba, era una persona tan abierta, tan natural, tan normal y tan autodidacta que alucinabas.

¿Qué actuaciones destacaría de su padre?

En un concierto que dio la Orquesta de Canarias en La Laguna en la Noche Canarias, en 2014, el compositor y productor Manolo González lo invitó a cantar a duó con Candelaria González Maspalomas y tú y fue apoteósico. Me desplomé y dije: ¡Madre de Dios! Esa actuación fue al margen del folclore, pero recuerdo una actuación en un festival en Valladolid que también fue apoteósica. Nunca lo hacía mal. Siempre he recalcado, y no muchos artistas lo consiguen hacer, es no desafinar nunca, que ya de por sí es bastante complicado. Mi padre cantó durante toda su vida en directo y eso no lo han hecho ni artistas de la talla de David Bisbal. Fueron muchas horas de parranda y de romperse las manos tocando la guitarra. Nunca se ponía ronco. Era alucinante.

A su padre le ofrecieron ir a formarse a Suiza y él lo rechazó. ¿Por qué lo hizo?

Sí, así es. Seguro que hubo alguna otra oferta por ahí que también rechazó. Él prefirió hacer oídos sordos de eso y decía que su vida estaba en Lanzarote y que no necesitaba salir de la Isla. Al margen de ser muy grande, él sabía quién era y tenía un poco de pavor irse de la Isla. Amaba esta tierra como nadie y era un conejero hasta la médula.

De Ico se ha dicho que tenía una de las mejores voces de Canarias, que el corazón lo tenía en la boca cuando cantaba... ¿Cuál es para usted la mejor definición que se ha hecho de él?

En Lanzarote ha habido muchas voces buenas, pero decir que es la voz más grande de Canarias... He sido muy respetuoso con los demás. Dacio Ferrera fue también una eminencia. En las voces del folclore ha habido un antes y un después. Hubo un ciclo de artistas en el programa Tenderete hace veinte años, como pudieron ser Dacio, Nanino o mi padre. Con la desaparición de Ico se cierra lo que fue esa pionera primera división del folclore, pero también hay muchas voces buenas que vienen detrás. Sin embargo, ninguna es equiparable a los grandes que hoy, por desgracia, ya no están.

¿Qué le hubiese gustado cantar y no pudo hacerlo?

Él cantó muchos géneros. Recuerdo que el inglés no lo llevaba muy bien. Le propuse que cantara una canción en ese idioma y le escribí la pronunciación. Me quedé loco porque temas de John Lennon y de otros artistas te los clavaba a la primera.

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