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Haría

Recuerdos de aceite y vinagre

Tomás Armas Sicilia realiza un inventario de las pequeñas tiendas que se abrieron en el pueblo de Haría desde el año 1936

Tienda de Manolo Robayna.

Las tiendas de aceite y vinagre forman parte de la historia en blanco y negro de Canarias. Fueron los primeros supermercados de las islas dado que en estas pequeñas tiendas se podía encontrar prácticamente de todo: comestibles, productos de ferretería, telas, zapatos y hasta una pequeña zona de bebidas en las que los hombres se echaban "el pizco de ron o un vaso de vino" antes o después de la jornada laboral.

Uno de los municipios de Lanzarote donde las tiendas de aceite y vinagre fueron esenciales para su desarrollo económico fue el de Haría. Un trabajo de investigación realizado por Tomás Armas Sicilia (que ha sido el último pregonero de las fiestas de San Juan de Haría) ha contabilizado hasta un total de 32 tiendas desde el año 1936 hasta la actualidad.

"Eran tiendas muy pequeñas aunque algunas de ellas llegaron a tener cierta entidad, al tener varios empleados como las de don Antonio López en la calle San Juan (antes en el local del Canuto, que también vendía telas y juguetes por Reyes) que tuvo hasta cinco dependientes, la de don Emilio Rodríguez frente al hoy salón parroquial o la de don Juan Pablo de León en la calle La Hoya", señala.

Precisamente, la tienda de Juan Pablo de León todavía se mantiene abierta en uno de los laterales de la plaza de la iglesia de Haría, aunque para entrar también se puede hacer por el pequeño supermercado que uno de sus nietos regenta en la actualidad.

A sus 80 años, Juan de León muestra con orgullo la tienda que fundó su padre tras la Guerra Civil. "Mi padre Juan Pablo tuvo su primera tienda frente a la antigua ermita de Máguez, local que tuvo que cerrar tras ser movilizado durante la Guerra Civil.

Juan de León que ahora ha cedido el testigo a su hijo recuerda la época en la que su familia permanecía en la tienda hasta casi las diez de la noche. "Había que atender a la gente antes y después de que fueran al campo". Un establecimiento en el que se despachaba productos de ferretería, comestibles y bebidas.. "El azúcar, el café y el arroz se traía a granel por lo que para venderlo había que empaquetarlo", indica.

Una tienda a la que había que sumar la molina (que todavía se conserva) que adquirió su padre y que les permitía tostar el millo para vender gofio.

La importancia de Haría dentro de la economía conejera en la segunda mitad del pasado siglo se traduce en la fortaleza de su tejido empresarial. El inventario de tiendas de aceite y vinagre realizado por Tomás Armas incluye también la de su tío Santiago Sicilia en la casa de su abuela Dolores de la calle La Longuera, la de "Las niñas de Don Zenón" donde hoy está la farmacia de Haría. la de José Domingo Rodríguez (situada enfrente) y la de Joaquín Rodríguez en la plaza.

Una lista a la que se añade otras como de don Segundo Barreto y doña Carmela en la calle El Palmeral; la de Anastasio y Adoración en la calle Ángel Guerra; la de Antonio en la calle El Puente; la de "Chano El Molinero"; la de Pino Curbelo y la de su hermana Maruja donde antes había estado la zapatería de Pepe López.

Un recorrido que continúa en la calle La Era donde permaneció la tienda de Gilabert García, mientras que la de los Casanova se abrió junto al Aljibe del pueblo. Otras tres tiendas fueron las de Seña Escolástica, Frascorra y la de Rosita Morales en la calle La Cruz.

Armas ha localizado también las tiendas de Joaquín Melgarejo en la calle Fajardo; la de Manolo Robayna y de Juan Pablo Perdomo en la calle San Juan; la de Amadeo Bailón en la calle La Hoya y la de Dolores Lasso en la calle La Cilla. "Sin olvidar el antiguo Mercado Municipal en el que Erásima Betancor vendía pescado, batatas y poco más y que después lo ocupó Pepa y Rafael, donde se instaló un teléfono público", afirma.

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