La vida de Agustín Hernández Marrero (Arrecife, 1947), 'El Aldea', hubiera sido bien distinta sin el fútbol y la Unión Deportiva Lanzarote, club al que se dedicó en cuerpo y alma como utillero (encargado del material de los jugadores) durante 37 años y al que brindó más tiempo que a su mujer (Carmen Feo) y sus tres hijos (Manuel Orlando, Sonia y María Dolores), según reconoció él mismo ayer tratando aún de controlar el torrente de emociones en el que le sumergió el homenaje que le brindaron el pasado sábado los jugadores veteranos del club rojillo en el campo de fútbol de la Ciudad Deportiva Lanzarote, en Arrecife. "Mi vida se la entregué al Lanzarote y se la quité a mi familia", aseguró.

Agustín, cuyo sobrenombre 'El Aldea' heredó de un bisabuelo suyo, rememoró que su pasión por el fútbol comenzó cuando "tenía 7 u 8 años", a raíz de un viaje que hizo a Tenerife para visitar a su abuela materna, Rosa Martín Perdomo, quien cuidaba de su familia que trabajaba en la zafra del tomate. "Jugaba al fútbol con el resto de chiquillos hasta que el presidente del Santa Fe de La Salud me dijo cuando yo tenía doce años y pico que me preparase que me iban a fichar, pero hasta los catorce no me dejaban jugar. Cuando tenía esa edad mi padre me dijo que me sacara la matrícula para embarcarme en la pesca y ya no pude jugar", relató.

Pese a todo, nunca se olvidó del fútbol, que "siempre llevaba dentro". La Unión Deportiva Las Palmas y la Unión Deportiva Lanzarote, actualmente en Primera y Tercera División, respectivamente, son los equipos de sus amores. Agustín estuvo en la mar hasta los 22 años, cuando tuvo la oportunidad de quedarse en tierra y trabajar como portuario, lo que le permitió estrechar lazos con el fútbol de su tierra. Formó parte del Valterra, de Arrecife, cuyos directivos le dijeron un día: "Aldea, tienes que llevar los chicos a Haría a jugar. Y como yo tenía un Seat 1630 en el que cabían los 16 jugadores, pues los trasladaba a cualquier parte de la Isla donde hiciera falta. Fuimos hasta Las Palmas con el Valterra, del que salieron muchos futbolistas de la cantera de la Unión Deportiva Lanzarote, a jugar con el Arucas Juvenil".

En el año 1976 entró como utillero en el máximo equipo lanzaroteño a propuesta del presidente José Vicente Ferrán, donde pasó 37 años. Hace cuatro años los directivos decidieron prescindir de él, según comentó disgustado. De haber seguido, hubiera continuado al servicio de los rojillos.

Para 'El Aldea', "lo mejor del equipo ha sido haber conseguido hacer una masa entre jugadores de distinta procedencia, como gallegos, asturianos, madrileños y los conejeros. Se formó muy buen equipo". Tiene especial recuerdo de la primera temporada en la que el Lanzarote jugó en Segunda División B (2001-2002) tras subir de categoría con Juan Antonio Machín; cuando fue campeón con José Luis Mendílibar del Grupo IV de la Segunda B (2003-2004); las participaciones en la Copa del Rey cuando el conjunto conejero eliminó al Club Deportivo Tenerife, recién subido a Primera, en un partido en el que vencieron por 5-1; cuando perdieron 1-3 con el Real Madrid de Luís Figo y Zinedine Zidane o el enfrentamientos con otros clubes de la Primera División como el Athletic Club, el Sevilla Fútbol Club.

"Que el Madrid viniera a jugar a Lanzarote fue lo más grande de la Isla", destacó Agustín.

Si el Lanzarote le dio alegrías a Agustín, muy querido por los jugadores, el cuerpo técnico y los aficionados, este hombre llevó la felicidad a muchos miembros del club cuando en 2011 repartió 1,8 millones de euros entre los que compraron los alrededor de 300 décimos del número 57038 del Sorteo de la Lotería de Navidad que había adquirido a una administración de Telde. Cada boleto de este quinto premio resultó premiado con 6.000 euros.

Sin embargo, en la trayectoria vital de Agustín también ha habido momentos duros. Un año que tiene grabado es 1978.

Cinco miembros de su familia murieron en el ametrallamiento del pesquero Cruz del Mar, en el que resultaron muertos a sangre fría siete marineros cuando faenaban en aguas del banco canario sahariano. El padre de Agustín, Agustín Hernández; su tío José María Hernández; su primo Alfredo Rodríguez; su cuñado Rafael Salas; y su hermano Amador Hernández, nunca más regresaron con vida a tierra. "Mi hermano se estaba preparando para entrar a jugar en el Lanzarote y se embarcó dos meses para ganar algo de dinero. Todavía lo estoy esperando", manifestó Agustín. Por si fuera poco, ese mismo 1978 Agustín perdió también a su hermana Francisca, a la que los médicos no le diagnosticaron a tiempo una enfermedad. Pese a las seis pérdidas familiares en un año, Agustín siguió hacia delante con sus dos balones de oxígeno: su familia y el Lanzarote.