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Entrevista a Elizabeth de León Expósito

"Las fiestas dan importancia a lo nuestro, con actos en La Recova y el Charco"

"Al principio me asustó la responsabilidad de dar el pregón, pero cuando lo empecé a digerir me dio alegría", confiesa la primera alcaldesa de Arrecife y pregonera de las fiestas de San Ginés

Elizabeth de León, ayer, en el Charco de San Ginés, en Arrecife. A. F.

Usted fue la primera alcaldesa de la ciudad, entre 1997 y 1999. Ahora será pregonera de las fiestas de San Ginés. ¿Cómo ha acogido la invitación que le ha hecho el Ayuntamiento?

La acogí con sorpresa. Al principio me asustó la responsabilidad de dar el pregón de nuestras fiestas patronales. Sin embargo, cuando ya lo empecé a digerir me dio alegría y estoy satisfecha y agradecida de que se hayan acordado de mi para este evento.

¿Podría avanzarnos algo de su pregón?

Nací a menos de 150 metros del Charco de San Ginés y los primeros años de mi infancia transcurrieron muy ligados a esa zona. En el pregón voy a reflejar cómo era la sociedad en esa época, relacionada, por supuesto, con todo lo que me rodeaba, básicamente de carácter marinero.

Muchos de los actos de las fiestas de San Ginés de este año tienen como escenario, precisamente, el Charco.

Me parece estupendo que se le siga dando realce. Soy una enamorada del Charco de San Ginés aunque el mismo se está muriendo, no porque no se hagan actos sino porque no es el Charco que yo recuerdo de pequeña, cuando la gente se tiraba hasta de cabeza de los puentes. El Charco ha perdido mucha profundidad y haría falta hacer una gran limpieza. No olvidemos que el Charco junto con Puerto Naos son el nacimiento de Arrecife.

¿Qué recuerdos tiene de sus vivencias durante las fiestas de San Ginés?

Las fiestas las vivía con mucha alegría, contando los días que faltaba y expectante ante la nueva atracción de feria que llegaba. Me acuerdo que un año llegó la Ola Marina, que era una especie de tacita que daba vuelta. Los niños nos volvíamos locos por subirnos ahí. Yo era la quinta de siete hermanos, el pequeño murió. También estaban los caballitos y Chopito y Chaporro. En el descanso de la historieta que representaban nos daban las antiguas botellas de refresco Royal Crown a cambio de que diéramos alguna aportación, como un paquete de azúcar, para las familias más necesitadas. La fiesta era muy sana. No hay que olvidarse de la gran apoteosis, que eran los fuegos artificiales. No los veías en todo el año sino por San Ginés.

¿Echa en falta algún acto en el programa de este año?

Considero que se está dando más importancia a lo nuestro. Así, por ejemplo, se celebran actos en La Recova y en el Charco, lo que me parece estupendo porque son las raíces de la ciudad de Arrecife. No creo que sea nostalgia recordar nuestro pasado y las actividades que se hacían. Un pueblo no puede olvidar su pasado ni tampoco sus orígenes.

A Arrecife le cuesta avanzar hacia la modernidad. ¿Cómo valora la evolución de la ciudad desde que usted dejó de ser concejala en el Ayuntamiento, en el año 2003, hasta la actualidad?

Desde aquella época ya se hablaba de que había que modificar el Plan General y, a pesar de que se han hecho algunos intentos desde mi última etapa de concejala, aún no se ha aprobado. Lo que pasa es que Arrecife es una ciudad muy difícil y hay que reconocer que los conejeros somos muy especiales. Muchas veces no ha favorecido el que no haya habido una mayoría de concejales de un solo partido en el grupo de gobierno municipal. Estoy segura de que si hubiera sido así, sería más fácil adoptar determinaciones. Cuando tienes que contar con la opinión de varios partidos es difícil poner algo en marcha. Es verdad que Arrecife está cambiando en algo, pero todavía le queda mucho camino por recorrer. No solo las instituciones tienen que cambiar, también los conejeros tenemos que aportar bastante. Por ejemplo, en el tema de la limpieza. A veces la gente se queja de la suciedad y la cuestión no es limpiar sino no ensuciar. Siempre lo vi así. Hay que hacer una campaña de sensibilización para que el ciudadano se convierta a su vez en guardián de la ciudad y se preocupe por ella. No es cuestión de que el Ayuntamiento ponga más gente en la calle para limpiar, sino en que todos nos conciencemos por el bienestar de la ciudad que, al fin y al cabo, redunda en el bienestar de todos los que vivimos en ella.

¿Le parece acertada la decisión de mantener semipeatonalizado un tramo de avenida marítima, como está ahora entre el Real Club Náutico y el Puente de las Bolas?

Arrecife es una ciudad pequeña y tiene un importante bagaje cultural que no hemos sido capaces de poner en relieve como son los aljibes hechos de piedra de volcán o las caleras. Espero que eso se arregle. Siempre he dicho que soy partidaria de que todo el que nos visite y llegue a la Isla en crucero o por avión acuda a Arrecife y se pasee por esa gran avenida y gran marina que tenemos con los dos castillos y el Charco. El político que esté tiene que decidir y valorar lo mejor que sea para la ciudad.

Pero, ¿le parece acertada la medida que se ha adoptado?

Desconozco los motivos por los que se ha adoptado esa decisión. La avenida es lo más bonito que tenemos. Cualquier decisión nueva es difícil. Recuerdo que en mi época decidimos cambiar la cabalgata de Reyes Magos que se celebraba por la Calle Real, que era un peligro, y la trasladamos a la avenida. También hubo críticas y protestas porque la gente decía que el cambio no era el adecuado. Luego la gente se dio cuenta de que fue un acierto. A lo mejor con el tiempo la gente opina lo mismo con la avenida.

Usted es médico desde hace 27 años en el centro de salud de Titerroy, uno de los barrios más populares de Arrecife. ¿Siguen siendo los barrios los grandes olvidados?

Siempre han estado abandonados. Se les dedica poco aunque la apertura de grandes superficies comerciales les ha ido llevando mejores infraestructuras, pero todo ha sido de la mano del desarrollo económico.

¿Volvería usted a la política?

No, no volvería. Fue una etapa bonita, aunque muy dura y de muchísimo trabajo.

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