Carmen Delia Tejera Rodríguez ha sido condenada a tres años de prisión por malos tratos con el agravante de reincidencia y a cinco meses por profanar el cadáver de su hijastra, la joven de Tinajo Verónica Molina Lillo, con un 68% de discapacidad, fallecida en 2012 en extrañas circunstancias. Las penas confirman la condena que había solicitado la Fiscalía para Carmen Delia, quien según la sentencia, metió el cuerpo de Verónica en bolsas, lo enterró en un agujero en el jardín del domicilio familiar en Tinajo en 2012 y en enero de 2013 la desenterró, quemó sus huesos y los introdujo en una bolsa de basura dentro de una mochila que ocultó en una grieta existente en las dependencias anexas a la casa.

Los hechos por la muerte de Verónica se juzgaron entre el miércoles y el viernes de la pasada semana en el Juzgado de lo Penal Nº1 de Arrecife, en cuya vista oral también se procesó a los dos hijos de la principal acusada y hermanastros de Verónica, Zeus Marcial y Keila Francisca Montolio Tejera. Ambos han sido absueltos al no quedar demostrada su participación en los hechos. El primero, de un delito de malos tratos habituales para el que la Fiscalía pedía tres años de prisión, y la segunda, del delito de profanación de cadáver, por el que se solicitaron cinco meses de cárcel.

La magistrada Margarita Gómez, quien califica la conducta de Carmen Delia hacia su hija no carnal como "detestable", considera probado que la condenada golpeaba de modo frecuente a su hijastra, a la que tuvo sometida a malos tratos psíquicos desde que alcanzó la mayoría de edad en julio de 2003 hasta su fallecimiento en 2012. Además, Verónica era obligada a realizar tareas domésticas y labores en el campo "haciendo un completo abandono de las necesidades de higiene y salud de la misma forzándola a permanecer oculta y encerrada en una de las dependencias anexas al domicilio carente de las condiciones necesarias de salubridad".

El padre de Verónica, José Luis Molina, el sospechoso de su homicidio, falleció en 2013 a causa de un cáncer terminal, en el Hospital Doctor José Molina Orosa, en Arrecife, a los pocos días de ser detenido por la policía. Por ese motivo, en el juicio no se ha juzgado el delito de homicidio, que ha quedado sin resolver. Las pruebas forenses y genéticas que se practicaron a los restos de Verónica no pudieron concluir que la muerte haya sido violenta o por causas naturales.

Los frustados intentos del hermano de Verónica, José Luis, de dar con el paradero de la joven llevaron a este a comparecer el 13 de febrero de 2013 ante la Policía Local por la desaparición de su hermana, iniciándose así la investigación.

Durante el juicio, además de los policías que investigaron el caso y dos médicos forenses, declararon, entre otros testigos, vecinos de Carmen Delia y el trabajador de la empresa pública de aguas Inalsa que acudió a arreglar una tubería en el jardín donde había sido enterrada Verónica. La sentencia no es firme y contra la misma cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Las Palmas.