Cinco minutos antes de las ocho de la tarde de ayer, la Banda de Agaete afinaba sus instrumentos en un banco del parque de San Telmo, en la capital grancanaria, bajo la atenta mirada de los miles de personas que se dieron cita en el llamado Carnaval Tradicional que, copiando la histórica Fiesta de los Indianos de La Palma, se celebra en la ciudad desde hace algunos años.

Unos decían anoche que había menos público mientras otros aseguraban que estaba "la misma gente de siempre". Es decir, un montón de mascaritas vestidas de riguroso blanco y perdidas en una bruma, mezcla de harina y polvos de talco.

El fiestorro arrancó en San Telmo, junto a la vieja ermita, y se extendió como la pólvora por la Calle Mayor al ritmo de las canciones de la banda o de alguna rondalla improvisada que armadas de guitarras, timples y bandurrias interpretaban temas del folclor insular, poco carnavaleros pero con mucho sabor canario.

Un par de dotaciones de la Policía Nacional y otro de ambulancias del SUC hacían guardia en la zona, pero no hubo necesidad casi de utilizarlas porque el público que asiste a este evento no es de los que se meten en problemas y menos en peleas, algo que sí ha sido habitual en los mogollones de Santa Catalina.