- La primera pregunta no puede ser otra. ¿Qué pasa desde hace años en el Materno?

- Pues lo mismo que en cualquier otro hospital. Se atiende a pacientes con enfermedades de diferente gravedad y recibe lo más grave y lo más complicado de la especialidad tanto de Gran Canaria como de Lanzarote y Fuerteventura. La realidad es que aquí se resuelven todos los problemas graves de la provincia y tenemos un buen servicio de ginecología, en el que nunca hemos tenido lista de espera para tratamiento del cáncer ginecológico, en el que la lista de espera actual para intervenciones quirúrgicas es inferior a tres meses. Somos de los únicos tres servicios de España en los que se realiza cirugía fetal intrauterina y de los diez hospitales de España donde se realiza cirugía oncológica ginecológica por laparoscopia... En el año 2005 recibimos el premio Top20 de obstetricia y estamos considerados el mejor servicio de atención a la gestación y el parto de toda España, pero de eso se habla poco.

- ¿De verdad que su respuesta es la que espera la sociedad?

- Lo que creo que es que la sociedad debe estar tranquila. No hay nada de la gestación, parto o enfermedades de la mujer que no se haga en el Materno con una excelente calidad y las cifras, objetivas, lo avalan.

- Cifras. Se ha quejado usted mucho de que los medios de comunicación no atendemos a sus argumentos desde el punto de vista de las estadísticas. Éste puede ser el momento.

- Lo haré encantado. Verá. Desde el 1 de enero de 1991 hasta el 31 de diciembre del 2007 hemos atendido en el Materno 128.262 nacimientos y en ese periodo se han producido 25 muertes maternas. Eso supone 19,4 muertes por cada 100.000 nacimientos. Pues bien, la Organización Mundial de la Salud ha estimado una cifra de muertes maternas para Europa Occidental de 24 por 100.000 nacimientos, cifra superior a la de nuestro hospital. En cuantos a niños, en los últimos doce años hemos reducido la mortalidad en un 50 por ciento. En 2007 atendimos 7.259 nacimientos, en los que 38 niños nacieron muertos o fallecieron en los primeros días de vida, lo que supone 5,2 muertes por 1.000 nacimientos, cifra que es la mitad de la media nacional.

- En cualquier caso, debe ser triste para usted que desde hace cinco o seis años, muerte y embarazo acabe siempre ligado a su nombre. No digo, ojo, que ésa sea la realidad, pero estará conmigo en que eso es lo que trasciende. Socialmente, aparece usted como el culpable de todos los males...

- Vamos a ver. Yo soy el jefe del servicio y por tanto el responsable último de lo que pase en mi servicio. Pero, ¿cuáles son los males?, ¿que tengamos un servicio con una mortalidad materna inferior a la que la Organización Mundial de la Salud tiene prevista para Europa Occidental? Frente a eso siempre habrá una muerte puntual que puede ser noticia aunque la realidad sea la contraria. Aquí tenemos multitud de casos muy graves que se resuelven y de eso nadie habla.

- Creo que en el Materno ha habido errores de comunicación y eso no ayudó nada. Hablo de una etapa oscurantista en la que los responsables de Sanidad se empeñaron en negar las evidencias de unas muertes que eran, cuanto menos, sospechosas.

- En el servicio de ginecología y en el Materno existen comisiones de mortalidad que analizan todos los casos de muerte tanto de madres como de niños. No existe, ni ha existido nunca, la intención de ocultar información. Sí ha existido, y existe, la intención de que no se utilice la información para desprestigiar. Toda muerte o todo mal resultado es lamentable, pero no todos son evitables y nosotros somos los primeros en lamentarlo. Ningún médico, ningún ginecólogo, puede ser indiferente ante una muerte o un mal resultado y yo tampoco lo he sido.

- Está usted condenado por la muerte de un bebé y tiene varios procesos judiciales en curso. ¿No le angustia trabajar con la posibilidad de acabar en la cárcel o inhabilitado si le cae otra condena?

- Le aclararé. Yo estoy condenado en primera instancia y hemos recurrido. Es por la muerte de una madre cuya causa fue una embolia pulmonar masiva de líquido amniótico, cuadro de una altísima gravedad, con una mortalidad próxima al 100%. Y estoy imputado en un solo caso de atención a una madre cuyo niño había muerto tras un desprendimiento prematuro de placenta uno o dos días antes de mi intervención.

- Sí, ya lo sabía.

- Bueno, pues si pregunta si estoy preocupado, claro que lo estoy, pero intento realizar mi trabajo sin que ese estado influya en mis decisiones médicas. No quiero que nada ajeno a la medicina altere mi trabajo. Pero confío en la justicia española que aunque lenta suele resolver los casos con una calidad aceptable.

- Me pregunto si después de varios años en el ojo del huracán se ha planteado dejar el cargo y dar paso a compañeros con un pasado menos conflictivo.

- En alguna ocasión me lo planteé pero me gusta lo que hago y el servicio en el que trabajo. Es de los mejores de España y tiene su potencial en los profesionales que trabajan en él. El gran activo de ginecología y obstetricia del Materno es que sé que asegura una atención de calidad las 24 horas del día, sin que la compensación económica sea el motivo, sino la satisfacción de la labor bien hecha.

- Y usted, ¿no tiene la impresión de que todo lo bueno que se hace en el Materno se ha visto empañado por los problemas en ginecología?

- El servicio de ginecología atiende a más de 20.000 señoras al año, más de 10.000 en el hospital, una cifra muy superior a la de cualquier otro servicio de la comunidad canaria. Dos tercios de las señoras atendidas lo son en relación con la gestación y el parto, y actualmente no se admite un mal resultado en relación con ellos. Pero la realidad, es que de un 5 a un 10% de las gestantes tienen problemas de riesgo que pueden hacer que los resultados no sean los deseados. Si tenemos en cuenta las cifras globales, son más importantes las relacionadas con buenos resultados que con malos, pero, lógicamente, son estas últimas las que tienen relevancia mediática.

- Eso no es nuevo. Usted habla desde hace años de una campaña mediática. Sin embargo, yo creo que todo empezó con el conflicto de matronas que no supieron manejar, creo.

- Yo no he hablado durante muchos años de campaña mediática, pero sí lo he dicho en ocasiones y creo que hay motivos para ello. El Materno tuvo una huelga de matronas muy larga y estuvimos un día si y otro también en la prensa. Coincidió con un conflicto entre sindicatos y la dirección gerencia, lo que contribuyó a tener protagonismo mediático y con que algunos médicos ginecólogos que desde hacía muchos años simultaneaban su actividad en el hospital con su actividad privada, se fueron. Dos o tres de ellos por discrepancias conmigo. Todo eso hizo que estuviéramos demasiado en los medios y eso no es bueno para un servicio público que debe realizar su labor de forma eficaz y discreta...

- Quienes trabajan con usted lo tachan de soberbio, de ser incapaz de delegar en otros. Un defecto grave, si fuera cierto.

- No tengo fama de soberbio. Sí la tengo de intransigente. A veces hasta me han llamado sectario. Soy intransigente con principios que considero fundamentales. Le aporto ejemplos. Opino que no se puede utilizar la medicina pública para beneficio de la medicina privada. Ambas son legítimas, pero deben estar claros los límites. La medicina pública nos paga para cumplir con un trabajo y un horario que tenemos y que se inicia a las 8.00 y acaba, cuando se puede, a las 15.00 horas. Los ginecólogo tenemos la obligación profesional de mejorar continuamente. Nosotros tenemos el deber moral de ofrecer la mejor asistencia posible a las mujeres, y yo lo exijo, de ahí mi fama de intransigente. Con eso, sí que soy intransigente.

- García, he hablado con la mayoría de las madres que han tenido problemas en el Materno y casi en todos los casos se quejan de la falta de información, antes y después de ocurrir lo que ocurriera, muerte o problema en el parto. ¿Piensa usted igual?

- Sí lo creo. Es un aspecto que no hemos cuidado y es fundamental la información continua y clara, pero por la presión asistencial por falta de hábito y otras razones no se da toda la información a las pacientes y ese trato personal es necesario. Debemos cambiar la mentalidad del personal, médicos, enfermeros, auxiliares, celadores... y ejecutar lo que se dice y no se hace: también nos pagan por sonreír y eso hay que potenciarlo.

- Hablemos del Materno como centro médico monográfico cuya mobiliario es penoso, con un aspecto lamentable, habitaciones deterioradas, profesionales que ejercen una medicina a la defensiva, en suma, muy abandonado. ¿También a esa imagen lamentable se ha acostumbrado el personal?

- No nos hemos acostumbrado, aunque es verdad que trabajar en un medio determinado crea tolerancia. Ya estamos en vías de solucionarlo. En junio o julio tendremos una nueva zona de urgencias, paritorios y quirófanos y nuestro hospital se esta transformando. Llevará tiempo, pero merece la pena.

- Finalmente tengo una pregunta que no me resisto a dejarla en el tintero. ¿Cómo ha vivido usted, jefe de Ginecología y Obstetricia del hospital de referencia los casos de muertes o denuncias públicas desde en el ámbito personal?

- Vamos a ver. ¿Qué es lo que persigue un médico o un responsable sanitario?, pues que su labor profesional se vea recompensada con unos buenos resultados y proyectar una imagen real de su trabajo. Por eso entristece y deprime tener malos resultados; entristece y deprime que esos malos resultados sean noticia aunque uno comprenda que es noticia la excepción, es decir, el mal resultado y no la labor asistencial diaria y entregada que es como trabaja la gente de mi equipo. Entristece y deprime que se busque sistemáticamente el culpable de un mal resultado y que con demasiada frecuencia se termine en el ámbito judicial. Es lógico y humano que nadie admita un mal resultado en relación con el embarazo y el parto. Lo cierto es que cuando eso se produce siempre se piensa que alguien ha hecho algo mal, que alguien es culpable.