Cuarto marqués de la Florida, entre otros títulos nobiliarios de su blasón, don Luis Benítez de Lugo, nacido en Madrid hace 91 años, nunca olvidó a las Islas, tierra de sus antepasados. Casó con doña Rosario Massieu y Fernández del Campo, marquesa de Arucas, siempre alternó sus estancias en Madrid y Gran Canaria y en todo momento vivió en canario, ejerció de canario e incluso presumía de su canariedad.

Estudiante de Derecho en la Universidad de Madrid, apenas con veintiún años, le sorprendió el alzamiento nacional en julio del 36 y su militancia en Falange le hizo refugiarse en la Embajada de Francia. Logró pasar a la zona nacional y luchó en el frente como alférez provisional (Tabor de regulares, Mérida, Palma y Cádiz). Sufrió heridas en las batallas de Teruel y del Ebro, por lo que le condecoraron con la medalla militar colectiva y la medalla de sufrimientos por la Patria. Concluida la guerra, el señor Benítez de Lugo y Ascanio ostentó varios cargos relacionados con su carácter militar, sucesivamente los de presidente de la Hermandad de Alféreces Provisionales de Canarias y presidente fundador de la Hermandad Nacional, presidente fundador de la Confederación Europea de Ex combatientes, presidente de la Confederación Nacional de Combatientes, Caballero Legionario de Honor y estaba en posesión, entre otras condecoraciones, de la Gran Cruz del Mérito Militar.

Su actividad fue muy amplia, variada y fructífera, sobre todo en el ámbito deportivo. Durante ocho años fue presidente del Hogar Canario de Madrid. Deportista nato, fue tenista de primera categoría -tuvo a Manolo Santana como recogepelotas suyo-, destacado nadador internacional, atleta y jockey. A lo largo de su vida presidió 17 federaciones nacionales y practicó el fútbol como titular en el equipo de la Facultad de Derecho de Madrid, que entrenaba entonces Santiago Bernabéu, con el que obtuvo el título de campeón de España en 1935. Fue tesorero del Atlético de Madrid, en la junta de Cesáreo Galíndez, y presidente desde el 17 de junio de 1952 al 20 de mayo de 1955, etapa en la que ganó dos títulos de Liga (1949-50 y 1950-51) y años en que las filas colchoneras estuvieron cubiertas por mayor número de futbolistas canarios, como Durán, Campos, Arencibia, Farias, Hernández Lobito Negro, Manolo Torres, Rosendo Hernández, Miguel, Agustín, Montes y, sobre todos ellos, Alfonso Silva, figura por la que el marqués sintió siempre especial predilección, lo que el propio don Luis recordaba días antes de morir en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria. El marqués de la Florida reunió en el Atlético de Madrid a figuras como Ben Barek, Carlson, Marcel Domingo, Aparicio, Lozano, Pérez Payá, Heriberto Herrera y Escudero, y tuvo a Helenio Herrera como entrenador. Además, don Luis tuvo participación activa en la creación de la Unión Deportiva Las Palmas, con su presencia el día de su fundación, en la que pronunció palabras de aliento y fidelidad al presidente de la gestora, don José del Río Amor, ratificado más tarde como primer presidente.

Pero la faceta deportiva que más cultivó, y en la que alcanzó los mayores éxitos, fue en la hípica, donde don Luis puso al galope la toponimia de la geografía canaria en la mayoría de los cuarenta caballos de su cuadra, con nombres tan isleños como Bajamar, Morro Jable, Teide, Orotava, El Guanche, Tazacorte, El Médano, Gran Canaria, Roque Nublo y, sobre todos, Maspalomas, el más famoso de todos.

En estos momentos nos unimos en la oración y en el afecto a toda su muy estimada familia.