"Estoy dormida en el sofá y veo a Sara que abre la puerta y entra en casa". Nieves Hernández describe uno de esos sueños felices en los que ve a su hija viva. No quiere despertar porque su realidad es desde hace tres años una enorme pesadilla que ha desestabilizado su vida, su hogar y a su familia. Su hija Sara Morales desapareció el 30 de julio de 2006 durante el trayecto de su casa de Escaleritas al centro comercial La Ballena. Allí había quedado con un amigo. Desde entonces nada se sabe de la joven, que tenía 14 años.

Nieves no quiere que su hija "caiga en el olvido" y se abre a su sufrimiento, su intimidad y su relación con Sara, una adolescente de su tiempo, sin pudor, y aunque le duela. Sólo desea que aparezca, vuelva a casa y la abrace como lo hace hoy Alba, su otra hija, en el patio de la casa de su madre, en Escaleritas.

"Creo que nunca hago lo suficiente por encontrarla", dice esta joven madre que se culpabiliza por la desaparición de su hija. "Me odio por no haberla protegido lo suficiente. A veces, quisiera hacer un agujero y enterrarme", continúa. No lo lograría aunque se lo propusiera. Ni sus hermanos ni sus padres se lo permitirían pese al dolor que invade a cada miembro de esta familia.

Sara los mantiene unidos a pesar de la incertidumbre que supone no saber dónde está la joven. "La cabeza me dice una cosa y el corazón otra. No puedo pensar que mi hija está muerta. Prefiero pensar en cosas absurdas antes de creer en eso", responde.

Nieves y su marido, Sebastián, tratan de llevar su cotidianidad de forma "sencilla", como siempre lo han hecho, por Alba. Estos tres años, sin embargo, no han sido un camino de rosas.

No tiene queja del trato dispensado por la policía a su familia. Pero Sara no está en casa y no puede estar "satisfecha" del todo. La comisión parlamentaria regional que se ha constituido este pasado junio para la desaparición de menores sólo le interesa si "ponen más medios para buscar a mi hija".

La incertidumbre de no saber nada sobre Sara mantiene a Nieves en un tiovivo que gira y gira y que, de vez en cuando, la envía a la más absoluta oscuridad. Estos días, ha recuperado de nuevo el "ánimo" gracias a Patricia González, la pequeña de dos años que sufre leucodistrofia. Viajará a Fuerteventura para apoyar a la familia de Patricia y ya reparte carteles para la carrera popular de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, que se celebrará en Teror el 29 de agosto y cuyos beneficios irán a la menor para que pueda ser tratada en Francia. También será un acto de solidaridad con las familias de Yeremi y de Sara. El tiovivo gira en Escaleritas, pero Nieves, con su entereza, logra a veces frenarlo. Desea bajarse.