Una consulta familiar y una llamada telefónica. Así de inmediata fue la respuesta de la familia Oliva al programa 'Cuando una puerta se cierra, otra se abre' puesto en marcha en abril por la Consejería de Bienestar Social en colaboración con Cruz Roja y destinado a acoger temporalmente a menores que, por diversas causas, no pueden estar con sus familias biológicas. Francisco y Carmen son padres experimentados. No sólo porque han criado ya a Elena y Beatriz, de 17 y 15 años, respectivamente, sino porque durante ocho meses acogieron a un bebé.

La pequeña Irene llegó a sus vidas de forma "inesperada" y aunque su relación con la Dirección General del Menor no les dejó un buen sabor de boca, eso no ha sido impedimento para volver a solicitar otro "acogimiento familiar".

La "sonrisa" que les regalaba tiene la culpa de que quieran repetir la experiencia. La únicas condiciones que han puesto es que el menor tenga entre "cero y doce años" y que no sea "conflictivo". "Nos da igual si son dos hermanos o si tiene alguna discapacidad", cuenta Carmen.

"Mucho amor, cariño, un ambiente tranquilo y ayuda para que salga adelante", son las dosis de bienestar que va a aportar esta familia al pequeño que llegue a su casa, en pleno campo. También la compañía de seis perros, algunos de ellos "adoptados".

La única preocupación que tiene el cabeza de familia es si el menor se "adaptara" a ellos. "Sabemos que algún día nos tendremos que despedir de él, pero en la vida tienes que afrontar problemas muy graves, despedirte de mucha gente que quieres a lo largo de tu vida", dice.

Francisco y Carmen están a la espera de que Cruz Roja les haga el informe social y psicológico con el que la Dirección General de Menores decidirá su idoneidad como padres de acogida. El matrimonio tiene muy claro que un niño más en la familia no será un "problema" para su ritmo de vida. "Los niños nunca lo son, son los padres", dice Francisco.

Animan a las familias a que se apunten al programa y a que no se planteen "nada", sólo "ayudar". Dicen que si "lo haces, te frenas". Su experiencia como padres de acogida les permite, además, dar un consejo también a la Administración. "Trabajan mucho con los padres de acogida, pero también deberían hacerlo con los padres biológicos. No somos sus enemigos".