Ya no hay excusa para que los usuarios de la Cícer se vayan con la arena a casa, tras la apertura ayer de un nuevo balneario en la zona de la playa capitalina de Las Canteras.

Cuatrocientos metros cuadrados de superficie dan cabida a baños, taquillas, percheros y duchas a estrenar, totalmente gratuitas. El desnudo y el blanco impoluto de las paredes delatan que por aquí sólo han entrado unas cuarenta personas. "No está mal para ser el primer día", comenta Mariana López, empleada de la limpieza del lugar. Los minusválidos también contarán con un acceso correcto para ellos, así como unos baños y duchas adaptadas a sus necesidades.

ECOLÓGICO. El sol ya no sólo sirve para broncear los cuerpos de los surfistas que se mueven por las olas de esta playa. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en un acto comprometido con la madre tierra, ha colocado un sistema de energía solar térmica para que los bañistas cuenten con agüita caliente a la hora de ducharse.

Los litros de jabón sin gastar, la abundancia del papel higiénico y el olor profundo a recién pintado indican que poco antes de entrar el personal con cholas, salían por la cancela los albañiles. En general, todos los encuestados hasta la fecha, que es la de ayer, se muestran satisfechos con este nuevo servicio público, "ya que viene muy bien para quitarse el alquitrán al momento, porque cuando llego a casa cuesta mucho", comenta el joven Jonathan González.

Los trabajadores enamorados de la playa y de pasar el tiempo en ella también se beneficiarán de este recinto. "En otros balnearios suelen venir currantes que de la playa se van directos a las oficinas", comenta una empleada del recinto.

Los amplios vestuarios y duchas ocupan la mayor parte del edificio, donde también se encuentra una oficina de la Policía Local turística y otra de la Cruz Roja que velarán por la seguridad de los visitantes. Se trata de pues, de un usos múltiples en versión marisco con todo su espacio dedicado a los trajines de la mar salada, y que viene a sustituir al antiguo puesto de vigilancia que existía en la sede central de Tomás Miller.

¿El principal fallo del nuevo servicio? Su falta de señalización. Y es que desde la avenida no se ve su ubicación hasta que el usuario no tiene la puerta delante, y desde la arena tampoco es visible. El único indicio que delata que allí hay un balneario, es un diminuto cartel azul junto a la entrada. "Si no me dicen que está subiendo la rampa no entro. Hubiese ido a la marea a aligerar, que se visualiza mejor desde cualquier punto de la playa", bromea una de las chicas que salen del flamante balneario.