Una veintena de padres cuyos hijos están ingresados en este momento en el hospital Universitario Materno Infantil denunciaron ayer la situación de "nerviosismo y tensión" que soportan al tener que compartir habitación con niños que padecen alteraciones psiquiátricas y que, a causa de esta patología, manifiestan comportamientos agresivos.

En este sentido, los afectados solicitaron a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias que habilite en el mencionado centro hospitalario una zona exclusiva para la atención de los menores que presentan problemas psiquiátricos y que precisan de asistencia hospitalaria. Fabiola Santana, una de las madres afectadas, entiende que "de esta manera se garantizaría la intimidad de los pacientes psiquiátricos y de sus familiares cuando sufren brotes de la enfermedad y, además, se evitaría que el resto de los niños ingresados por otro tipo de problemas de salud tengan que asistir a situaciones de insultos, gritos y violencia".

En ocasiones, el personal sanitario se ve obligado a aplicar a los pacientes menores con enfermedades psiquiátricas medidas de contención en la propia cama, con el objeto de evitar que éstos agredan a sus compañeros de habitación o que se autolesionen. Este tipo de actuaciones se desarrollan bajo la atenta mirada de los menores ingresados por otras patologías y que son mezclados en un mismo habitáculo con niños afectados por brotes de origen psiquiátrico.

El hospital Materno Infantil tiene un área de hospitalización propia para Traumatología, otro para Cardiología y, por último, un espacio donde confluyen usuarios de distintas especialidades, entre las que se incluye Psiquiatría.

La hija de Fabiola Santana padece una enfermedad crónica que la obliga a frecuentes ingresos hospitalarios. Por este motivo su madre relató que "en una ocasión mi hija tuvo que compartir habitación con una menor adolescente afectada por un brote psicótico que la transformó en una persona muy violenta. Que conste que todos podemos llegar a padecer algún día una enfermedad mental, pero los gritos y los insultos provocaban miedo y problemas para dormir en el resto de los niños", agregó Fabiola Santana.