En las calles de la capital grancanaria duermen actualmente 107 personas, según los datos de la Concejalía de Servicios Sociales correspondientes al primer trimestre de 2010. Sin embargo, Cáritas, una de las principales organizaciones benéficas de la ciudad, multiplica esta cifra por cuatro. La mayoría de los indigentes son hombres, solteros, de más de 50 años, que no tienen ingresos o son mínimos y que presentan problemas con el consumo de alcohol. Según las diferentes organizaciones que trabajan en el municipio, cada vez son más jóvenes y se ven afectados, entre otras cuestiones, por la profundidad de la crisis económica.

Estas personas, que duermen en calles, parques, coches o cuevas, tienen una esperanza de vida 20 años menor que la del resto. "La calle es muy dura. Si llegas a la calle sin ser alcohólico, tienes bastantes probabilidades de llegar a serlo. Y si no tienes ninguna enfermedad mental, es más que probable que la acabes sufriendo en esa situación", explica Araceli Martín, responsable del programa de personas sin hogar de Cáritas Diocesana.

"Es una situación tan dura que tienes que evadirte. Terminas enfermando mentalmente. Es un círculo que no lleva a ningún lugar", señala Araceli Martín, que además asegura que la demanda en los centros de Cáritas siempre está en aumento.

La responsable del programa de personas sin hogar insiste en que hay que acabar con la idea generalizada de que la gente está en la calle porque quiere. "Hay que darles más opciones. Habría que profundizar en las ofertas de los centros", sostiene.

Por su parte, la concejala de Servicios Sociales, Carmen Luz Vargas, pide un mayor consenso entre todas las administraciones para poder sacar de la calle a los indigentes que se niegan a acudir a los centros. "Hay casos que se escapan de la competencia municipal", explica.