La detención de la esposa de un general del Ejército por conducir en dirección prohibida durante casi dos kilómetros ha generado un conflicto institucional sin precedentes en la cúpula de los cuerpos de seguridad del Estado en Canarias. La mujer, que reconoció los hechos y fue condenada a cuatro meses de prisión tras una sentencia de conformidad, ha presentado ahora una querella por detención ilegal contra un inspector de policía contra el que casi impacta de frente durante su 'error' al volante. Y el general de división jefe de la Zona de Canarias de la Guardia Civil ha pedido a la Jefa Superior de Policía que "tome las medidas apropiadas" contra el inspector por haber denunciado a la conductora por un delito contra la seguridad vial, toda vez que la patrulla de la Guardia Civil de Tráfico que se presentó en el lugar de los hechos pretendía dejar marchar a la mujer e imponerle una "sanción administrativa". Un verdadero embrollo con un final todavía incierto en el que se han visto implicados los máximos responsables del Ejército, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional en Canarias.

25 de junio de 2010. El inspector de policía Eduardo Belda jamás pensó que cuando el conductor al que pretendía adelantar en la carretera del Centro comenzó a tocar el claxon de su vehículo insistentemente era porque un Audi A6 de color azul se dirigía hacia ellos en dirección contraria. La conductora del vehículo, M.E.V.M., había salido de su puesto de trabajo como profesora del colegio Heidelberg y, en la rotonda de Las Brujas, se metió en la carretera del Centro hacia Triana por el carril de subida hacia Tafira. Casi dos kilómetros condujo la mujer en dirección contraria, según los testigos, a pesar de que se cruzó con varios vehículos que subían hacia Tafira. Eran poco más de las dos de la tarde.

AL ARCÉN. El inspector de policía, al encontrarse al Audi de frente tuvo que echar su vehículo al arcén en una maniobra brusca y dejó, en el carril de adelantamiento, el espacio justo para que el vehículo de la infractora cruzara entre su coche y el de la persona que lo avisó del peligro con el claxon. Esos pitidos impidieron un impacto frontal que, según la propia conductora del Audi, "podría habernos matado", dijo ante el juez.

Posteriormente, la mujer dio la vuelta más abajo y pretendía continuar su marcha, aunque los vehículos de los testigos, que quedaron cruzados en la calzada, se lo impidieron. La infractora es la esposa del general de la zona militar de Canarias, Francisco Martín Alonso, al que telefoneó desde su móvil en el lugar de los hechos.

De esta forma, antes de la llegada de la Guardia Civil de Tráfico se persona en la vía pública un teniente coronel del Ejército, quien le dijo a los conductores afectados que "un error lo tiene cualquiera" y pretendía zanjar así el asunto, según la declaración del inspector Belda ante el juzgado. Más tarde se hizo cargo de la situación la Guardia Civil de Tráfico, agentes que pretendían imponerle una sanción administrativa y dejar marchar a la esposa del general del Ejército.

Sin embargo, el inspector decidió llamar a una dotación de la Policía Nacional, que procedió a la detención de la mujer y la trasladó a la comisaría del Distrito Sur, donde tras tomarle declaración fue puesta en libertad.

La Guardia Civil de Tráfico le hizo la prueba de alcoholemia a la conductora y dio negativo. Sin embargo, no se le practicó ninguna prueba más encaminada a determinar si pudo ingerir alguna otra sustancia porque los agentes de la Benemérita comentaron al inspector de policía que "no le hacían el test de saliva porque no llevaban el instrumental necesario".

A los pocos días, la infractora fue condenada a cuatro meses de prisión tras una sentencia de conformidad. Pero el 16 de julio, una querella contra el inspector Belda por detención ilegal aterrizó en los juzgados.