Cien kilos de dulces para romper el largo mes de ayuno -en árabe, Eid Aifitr-, y el gran ambiente de cordialidad con que unos 3.000 fieles de Mahoma brindan su gran fiesta a los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria, pusieron fin al Ramadán en la ciudad. Este año, por culpa de un pastor protestante de Florida, todo tiene un significado especial: la defensa del Corán.

No se hizo esperar la respuesta de la comunidad musulmana contra el pastor protestante Terry Jones, de la iglesia de Florida, que ha anunciado su intención de quemar el Corán como protesta a la construcción de una mezquita en la Zona Cero de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Mirando hacia La Meca y en un gesto pacífico, los 3.000 musulmanes de la capital que ayer participaron en la fiesta que da fin al Ramadán alzaron al cielo el libro sagrado del profeta Mahoma -en árabe Mohammad-. Con los brazos en alto defendieron el pilar sobre el que se sustenta su fe en Alá.

El imán del centro islámico de la calle Viriato, Mohamed Saleh, inundó la plaza y los corazones con su voz profunda. "Mi felicitación en esta fiesta a todos los musulmanes y a todos los canarios. Quiero que la fiesta de Ramadán se convierta, en esta ocasión, en un acto de defensa de todos los libros sagrados: el Corán, la Biblia y la Torah. Quienes atacan a las sagradas escrituras no pueden considerarse hombres de fe", precisó el imán ante los miles de fieles musulmanes.

Tras la oración se dio paso al regocijo. Todos los asistentes se besaban y saludaban entre sí en un gesto festivo. Luego vino el momento más dulce, con el reparto de 100 kilos de dulces de la más rica repostería árabe. Muchas mujeres musulmanas habían pasado la tarde anterior metidas en la cocina dando forma a los manjares elaborados a base de miel, hojaldre, almendras, nata y pistachos. Toda una tentación para romper el ayuno, la abstinencia sexual y la privación de beber alcohol y fumar. El Ramadán se prolongó este año desde el 11 de agosto hasta el 9 de septiembre.

Los musulmanes de la Isla también ofrecieron una muestra de su mejor vestimenta. Acudieron a la fiesta con túnicas de diversos colores, de telas brillantes y hermosos brocados. Los niños también tuvieron su momento de felicidad al recibir un montón de regalos coincidiendo con la culminación del Ramadán.

La cena de anoche también resultó especialmente sabrosa. Las mujeres musulmanas se emplearon a fondo para poner sobre la mesa lo mejor de su gastronomía, después de un mes de ayuno marcado sólo por el consumo de dátiles, arroz, carne y verduras en la cena y un frugal desayuno antes de la salida del sol. El júbilo se traslada a cada hogar musulmán con una fiesta particular que reúne a toda la familia.

El imán Mohamed Saleh agradeció al Gobierno de Canarias, al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, a las autoridades del Cabildo y a la Policía Local, el apoyo prestado en la celebración de la fiesta.

En uno de los momentos más emotivos de la jornada, el imán Saleh recordó a los seguidores del profeta que "esta fiesta y la visita en peregrinación a La Meca se convierten en los momentos más felices para un musulmán creyente", matizó el representante del centro islámico de Las Palmas de Gran Canaria. Un año más, los musulmanes agradecieron en público a Alá la disciplina y fuerza otorgadas para poder cumplir con el ayuno.