Las viejas casas terreras de la subida de Mata, en su mayoría portones y antiguas cuarterías, desaparecerán definitivamente del paisaje urbano antes de marzo del próximo año para crear en su lugar un nuevo parque urbano, confirmó ayer la concejalía de Vivienda del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Los trabajadores sociales de Vivienda ya se han reunido con las 27 familias que ocupan esas casas y les han informado de su próximo desalojo. Esos mismos vecinos serán realojados definitivamente antes de dos años en un nuevo edificio que construirá el Ayuntamiento junto a la entrada de El Polvorín, a pocos metros de los portones.

Es aquí, precisamente, donde ha surgido el desacuerdo entre vecinos y Ayuntamiento, ya que la administración municipal sólo da la opción a la mayoría que vivan de alquiler sin opción a comprar la nueva casa. "Nos sentimos discriminados porque a unos vecinos sí les permiten alquilar las nuevas casas con opción a compra y a nosotros no", se queja uno de los residentes en los portones, Sergio Rodríguez.

Según Rodríguez, el Ayuntamiento ha ofrecido a las 27 familias cuatro opciones a la hora de ocupar los nuevos pisos que se construirán junto a El Polvorín: vivir de alquiler en una casa de propiedad municipal, alquilar con opción a compra, comprar directamente o reclamar en los juzgados. "Lo que queremos todos es alquilar con opción a compra para el día de mañana poder dejarles una propiedad a nuestros hijos, pero si sólo nos dan la opción de alquiler, cuando fallezcan los mayores los demás tendrán que desalojar el piso porque seguirá siendo del Ayuntamiento", lamenta Rodríguez.

Por su parte, la concejala de Vivienda, Chani Ruiz, confirmó este extremo y justificó la decisión del Ayuntamiento. "Vamos a exigir el viejo contrato de alquiler para saber quién está allí de forma legal, pero todos van a ser realojados", explicó. "Lo que vamos a hacer es reconducir la situación para que todos ellos tengan una vivienda digna", agregó.

Las casas terreras de Mata fueron construidas en los años 30 del pasado siglo para albergar a los campesinos que trabajaban en las fincas de plataneras que cubrían la salida de la ciudad por entonces. Esos trabajadores pagaban un alquiler hasta que en los años 80 el dueño dejó de cobrar. Ya entonces, la mayoría de los inquilinos eran descendientes o conocidos de los antiguos campesinos. A raíz de esa dejadez del propietario llegaron nuevos habitantes a las casas que ahora el Ayuntamiento quiere regularizar. Las casas fueron expropiadas hace cuatro años en cumplimiento del Plan General, que declara este espacio zona verde.