Junto a la cola, el corcho y el barro se encuentra la Braun. No es una soldadora ni una pistola de pintura. Es la cafetera que ha salvado más de una vez a los artesanos de los belenes de Las Coloradas, de caer desfallecidos sobre la maqueta. "Aquí echamos muchísimas horas, sea martes sea domingo", asegura Jesús Martín, uno de los cuatro belenistas que se dedica en cuerpo y alma a su pasión.

Junto a él, Margarita Navarro, Antonio Martel, Francisca Pérez y Paco Viera se entregan durante todo el año a preparar el tradicional Nacimiento que cada Navidad exponen en la nave de la antigua iglesia de Las Coloradas, convertida en el centro belenista de La Isleta. La dirección del centro no deja de ser también premonitoria: calle Jesús Nazareno. "Llevamos un año preparando este belén y vamos con retraso, vamos a tener que echarle unas cuantas noches porque si no, no llegamos", advierte Margarita, dos meses antes de las fechas navideñas y mientras muchos vecinos aprovechan el buen tiempo del mes de octubre para llenar las playas. El ventilador tampoco falta en la calurosa nave de trabajo.

Viendo las dimensiones del Nacimiento, unos 30 metros cuadrados, y la complejidad de las maquetas, no son gratuitas las prisas. Sólo en figuras humanas y de animales se emplearán cerca de 300 unidades, y la mayoría las hacen ellos a mano. "Las figuras humanas las hacemos con varios moldes y luego las modelamos una a una para darles unos rasgos distintos a cada rostro; este año hemos optado por hacer figuras al estilo de Nápoles, donde hay una gran tradición artesanal con los belenes", explica Margarita.

Las figuras son de unos 30 centímetros, y se componen de un torso y cara hecho de barro unido a unas verguillas que harán de piernas y brazos y recubierto de guata. "Luego vestimos a cada figura con un traje tradicional canario que también hacemos nosotros", dice Margarita. "Vamos a incluir a dos mujeres con el traje típico que diseñó Néstor".

A su lado, Francisco Martel acaba una de las casas canarias que reproducen un pueblo de la Isla en el nacimiento de este año. "Todas las casas que hacemos en corcho reproducen casas que existen realmente", relata, "hemos ido de excursión al campo muchas veces haciendo fotos de las casas que vemos y las más bonitas las hacemos luego aquí; ¿ves? La ermita es la de Santidad".

La Asociación de Belenistas del Castillo de La Luz, la suya, echa de menos la colaboración de las administraciones para encontrar un hueco dónde guardar los Nacimientos que han hecho en los últimos 15 años. "Muchos tenemos que tirarlos porque ya no nos caben, y es una pena", asegura Margarita.