En medio de un huerto con hortalizas y frutas de cientos de tonalidades las personas sin hogar que acuden a la Obra Social de Acogida y Desarrollo de Las Palmas vuelven a tomar contacto con un oficio. Una decena de usuarios de este centro social de la capital grancanaria acude cada día a cultivar la tierra en Los Hoyos. Allí plantan y recolectan lechugas, tomates, papas, cebollas o calabacines y reciben un pequeño sueldo al final de la semana por ello.

De esta manera no sólo se fomenta en estas personas la sensación de utilidad para la sociedad al tiempo que se les ofrece una formación, sino que también se apuesta por la agricultura ecológica que cada vez está más arraigada en Gran Canaria. Una vez acabada la jornada, estos trabajadores recogen los productos obtenidos y luego se los venden a las tiendas especializadas o a particulares interesados en este tipo de alimentación.

Los propios sin techo que acuden a este taller de horticultura reconocen que con esta labor se sienten útiles y que al poco de empezar a acudir diariamente a Los Hoyos su actitud cambia y se encuentran más centrados. Sólo hay que ver el esfuerzo y el cuidado que le dedican a la tierra. Muchos de ellos ya tenían experiencia previa, es decir, habían sido agricultores o ganaderos, pero otros se acerca por primera vez a las raíces de la alimentación.

"Se les da un sueldo simbólico porque en el centro social de Juan de Quesada tienen todo lo que necesitan, como comida o aseo. Pero es importante que reciban algo a a cambio de su esfuerzo. Lo valoran más", señala Acorán Hernández, biólogo y uno de los responsables de este huerto del barrio de Los Hoyos.

Gracias al trabajo de la tierra, estas personas desfavorecidas vuelven a tener una dinámica y un entretenimiento, además de formarles de cara a posibles trabajos una vez finalicen su estancia en el centro de acogida de la Obra Social. Los que acuden al huerto son personas que han pasado las primeras fases de la rehabilitación y demuestran una disposición personal a seguir avanzando, por ello se les aumenta la responsabilidad y las atribuciones en los diferentes talleres.

Además, de este taller de horticultura, los usuarios pueden asistir a talleres como los de carpintería y ebanistería en donde tienen la posibilidad de aprender el oficio de carpintero. Mientras que, por ejemplo en el taller de tapicería aprenden la técnica del tapizado y se integran en la producción de sofás y muebles.

Una vez que se finaliza este proceso de aprendizaje, si el usuario muestra una capacidad suficiente, la Obra Social de Acogida y Desarrollo le intenta encontrar un puesto de trabajo en una empresa del sector.

"Se nota muchísimo el cambio del primer día a, por ejemplo, dos semanas después. Se les ve mucho más contentos e ilusionados", explica Hernández que también recibe trabajadores de otros programas de empleo municipales, así como a escolares de diferentes colegios de la isla. "Es emocionante ver a los niños cuando se acercan por primera vez a un cultivo", recuerda el biólogo.

Integración en la ciudad

El taller de horticultura es el último de los talleres puestos en marcha por la Obra Social en la capital grancanaria. Según la propia asociación, era necesario comenzar esta actividad porque muchos acogidos que llegan del campo fracasan en su integración en la ciudad. En el huerto el monitor forma a los asistentes en el tratamiento y cultivo ecológicos, especialmente, en viticultura, actividad muy demandada en una zona vinícola como es la de Bandama.

Entre las características de esta finca de Los Hoyos se encuentra el riego por goteo en su hectárea de extensión con producción hortofrutícola y vinícola e incorpora una pequeña granja. Los alimentos se comercializan desde hace cuatro años cuando el CRAE (Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica) dio autorización oficial para producir y distribuir productos ecológicos.

Estos productos, que mantienen el mismo precio todo el año, se venden a tiendas, a particulares o por internet a través de la página web de la asociación www.osdad.org.