Las tres islas centrales del Archipiélago, Gran Canaria, Tenerife y La Gomera, amanecieron ayer con una densa capa de polvo en suspensión, un fenómeno habitual de estas fechas salvo por la particularidad de que la calima entró esta vez por el sur, desde Mauritania, y apenas se percibió en Lanzarote y Fuerteventura, que son siempre las islas más afectadas por estar más cerca del continente africano.

La primera calima de 2011 precede a un cambio del tiempo a partir de este fin de semana, con la llegada de una borrasca que traerá las primeras lluvias del año y una ligera bajada de las temperaturas, según informó ayer Jesús Agüera, jefe de Predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias, quien comentó que, previsiblemente, a partir del domingo se empezará a percibir el invierno.

La previsión es que la calima se disipe a lo largo de hoy por un flujo de aire más marítimo, señaló Agüera, quien precisó que el viernes entrará una borrasca del Atlántico que va a provocar precipitaciones durante los días siguientes. "Se notará más el frío, nubosidad con posibilidad de lluvias y tiempo inestable", señaló. Aunque hasta mañana miércoles no se tendrán indicios fiables de la fuerza de la nueva borrasca, no descartó que en islas como La Palma se tenga que activar la alerta.

Respecto a la calima, el especialista de Aemet señaló que es de intensidad media, no severo, pues sólo afectó a una parte del Archipiélago y no gene- ró grandes dificultades en la visibilidad. No obstante, en el aeropuerto de Gran Canaria provocó una reducción de la visibilidad de 2,5 kilómetros, mientras que en Tenerife fue de cinco kilómetros y de seis en La Gomera.

Procedencia

Agüera recordó que la calima es un fenómeno habitual en Canarias, que se produce una media de diez veces al año, aunque no siempre con la misma intensidad. Las partículas de polvo pueden venir de muy lejos, hasta del centro del Sahara, pero normalmente proceden de las zonas cercanas a la costa africana, el Sahara Occidental y Mauritania. Al respecto, dijo que el viento arrastra todo tipo de materiales, como partículas minerales, polvo, esporas o semillas. "Trae de todo, no solo granitos de arena", añadió.

Anualmente llegan al Archipiélago cerca de un millón y medio de toneladas de polvo en suspensión a través de la calima. Este fenómeno atmosférico se registra durante todo el año, pero es más frecuente en invierno y en verano, como explica María Dolores Gelado, profesora del Departamento de Química de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

De hecho, según un estudio que se lleva a cabo en dicha universidad desde el año 1996, las tormentas más intensas han tenido lugar en los meses de enero y febrero. La que estos días azota al Archipiélago no es particularmente intensa, ya que en la capital grancanaria ayer por la mañana se contalizaron 405 microgramos de partículas totales suspendidas por metro cúbico, muy lejos de las más potentes registradas en los últimos 15 años.

Hasta el momento el récord lo ostenta el Día de Reyes del año 2002, cuando se alcanzó una concentración más de 10 veces superior a la de esta semana, con 5.000 microgramos por metro cúbico. Otras especialmente intensas tuvieron lugar en la comunidad canaria en invierno de 1998 y en marzo de 2004.

Gelado explica que desde 2005 Canarias no había tenido un invierno tan seco como este, por lo que en los últimos años había habido una disminución media considerable de este tipo de partículas en estas fechas. "Este año el invierno es bastante seco, parecido al de 1998", señala la experta, que aclara que "la tendencia general no muestra un aumento sustancial de la calima". Un fenómeno meteorológico que, además de reducir la visibilidad, provoca molestias respiratorias, sobre todo en las poblaciones de riesgo, como niños, ancianos y enfermos con afecciones respiratorias.