El Juzgado de Instrucción número 7 de la capital grancanaria decretó ayer prisión provisional, comunicada y sin fianza para Ramón M. M. tras imputarle un delito de homicidio. El encartado admitió que la madrugada del pasado martes entró al Castillo de Mata para robar cobre y mató al vigilante de seguridad, pero negó que tuviera la intención de acabar con la vida del guardián de la obra.

Según fuentes próximas al caso, el imputado, de 45 años y vecino de San Juan, ratificó ante el juez la declaración prestada en comisaría. En ella dijo que su intención era robar, pero el guarda de seguridad lo sorprendió y ambos se enzarzaron en una pelea. Ramón M. M. sostiene que mató a la víctima con sus manos, después de que el vigilante intentara golpearlo con un pico de obra, aunque los investigadores sospechan que usó un objeto contundente.

El imputado compareció ante la autoridad judicial sobre las 13.30 horas, esposado y vestido con un mono azul, pues los agentes enviaron sus ropas al laboratorio en busca de más pruebas incriminatorias. El juez no practicó otras diligencias, pero es posible que en los próximos días cite a un testigo que se encontraba cerca del lugar del homicidio.

Los agentes arrestaron al imputado en el mismo Castillo de Mata. Ramón M. M. asegura que fue él quien pidió ayuda a gritos, y dice que lo hizo tras comprobar el estado en el que había dejado a la víctima. Su abogada, Josefa Batista, que lo asiste de oficio, se opuso al ingreso en prisión preventiva, entre otros motivos porque ha reconocido los hechos y tiene domicilio conocido en la Isla, además de familia.

Sin embargo, el juez instructor, Javier García, a petición del fiscal Pedro Gimeno, resolvió el encarcelamiento por la gravedad del crimen. El imputado arrastra numerosos antecedentes penales, aunque ninguno relacionado con delitos de sangre.