Al menos así lo ven sus usuarios, en su mayoría familias que acuden, sobre todo, entre los meses de mayo y octubre. "Si fuera una playa de ricos, todo sería muy distinto", denuncia Jorge Rodríguez, presidente de la asociación de vecinos Alcaraván.

La asociación notificó por escrito sus denuncias al concejal de Playas, Jesús Falcón, hace dos meses, pero no ha obtenido respuesta. Ni siquiera, según aseguran, ha pisado "ni una vez" las Alcaravaneras desde que fuera nombrado edil el pasado mes de noviembre.

El principal problema es que la falta de presencia policial deja sin control el uso que se hace de esta playa. Los dueños de perros los pasean por la arena y no recogen sus necesidades, luego por la noche pasa el tractor que más que arreglar el desastre, lo empeora.

Por la mañana cuando los operarios limpian los alrededores de los locales, los mendigos se trasladan a dormir a la arena. "Por aquí pasan los turistas de los cruceros y se llevan una mala imagen", lamenta Marlon Godoy, propietario del único bazar de la playa, en el que lleva nueve años. "Cada mañana los operarios tienen que retirar kilos de cartones que es donde duermen los indigentes, pero el mal olor se queda impregnado", añade.

Muchos de estos sin techo llevan años viviendo en esta playa. Dicen que es un lugar que está bien para vivir porque tienen donde ducharse y donde lavar su ropa. "Aquí cada uno va a lo suyo, no nos molestamos unos a otros", explica el más veterano de ellos. "Para comer nos buscamos la vida. Normalmente comemos de los restos de restaurantes de por aquí o de las monedas que nos va dando la gente". Los usuarios piden también que se abran los nuevos balnearios que ya están terminados, pero todavía no se han inaugurado.