Cientos de personas tuvieron que hacer cola durante la tarde de ayer en el Puerto de la Luz para visitar el portaaviones Juan Carlos I, el barco más grande de la Armada española, que acaba de superar una parte de su crucero de resistencia. El buque está en medio de un periodo de prueba de cuarenta días seguidos de navegación fuera de la base, para comprobar que todo funciona perfectamente y adiestrar a la tripulación, y esta noche parte de nuevo rumbo a Cartagena, Toulon, Estambul y Ceuta. A finales de diciembre estará listo para afrontar las misiones que se le encomienden. En el portaaviones viajan 260 soldados, infantes de marina, así como 50 guardamarinas del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, que acaban de culminar su viaje de formación y se han reenganchado de inmediato al Juan Carlos I.

El de La Luz ha sido el primer puerto, a excepción de su base de Rota, que ha pisado el Juan Carlos I, tras ser botado en setiembre de 2010 en los astilleros de Navantia de El Ferrol, según expli-có ayer el comandante de la nave, Cristóbal González-Aller Lacalle. En palabras del capitán de corbeta José Manuel Calvar el Juan Carlos I engloba en realidad cuatro barcos en uno, ya que está preparado para realizar cuatro tipos de misiones diferentes. Así, está diseñado para operaciones de desembarco anfibio. Además tiene capacidad aeronaval, lo que le permite ser plataforma alternativa del portaaviones Príncipe de Asturias, en el caso de que éste esté inoperativo, y también tiene la función de proyección de fuerzas, mediante el traslado de tropas de cualquier ejército y material a cualquier parte del mundo. La nave tiene capacidad para alojar a 1.500 soldados.

Ayuda humanitaria

Por último, indicó González- Aller, tiene una gran capacidad para transportar ayuda humanitaria y "dispone de un hospital bastante potente y una capacidad de carga de contenedores bastante grande", para acudir en ayuda en caso de catástrofes o terremotos.

De hecho, el barco tiene espacio para transportar más de 140 contenedores, tiene un hospital de campaña totalmente equipado con dos quirófanos y dos unidades de cuidados intensivos y las nuevas tecnologías permiten al personal sanitario de la nave conectarse por videoconferencia con el hospital Gómez Ulla, de Madrid.

El barco dispone de las últimas tecnologías y su armamento "no es lo más destacable", según el capitán Calvar, porque no está diseñado para atacar sino para autoprotegerse. El buque ha sido concebido cono una "unidad valiosa a proteger", porque su defensa está a cargo de otras unidades submarinas, de superficie o aéreas. Por ello, las armas a bordo, se limitan a cuatro montajes de 20 mm, que le proporcionan una autodefensa moderada.

El barco podrá ser visitado hoy por los ciudadanos, de 10.30 de la mañana a 13.30 horas de la tarde y de 15.00 a 18.00 horas.