Pasadas las ocho de la mañana de ayer varias decenas de vecinos, liderados por un grupo de indignados, se agolpaban frente al portal de la casa de Araceli Ramos y su madre, Felisa, en La Paterna, para evitar que las autoridades judiciales y la policía llevaran a cabo el desahucio previsto para las diez en punto. Poco pudieron hacer los funcionarios para firmar y concluir la sentencia, que al final quedó en prórroga de un mes, y en la búsqueda durante 24 meses de una solución para la familia, mientras el 75% del gasto de la vivienda corre a cargo del Ayuntamiento. Así lo explicó Isabel, una indignada que además es abogada y se hizo eco de la situación hasta que logró buscar una situación favorable para las Ramos al menos durante un mes más.

Antes de la llegada del tumulto, la policía formaba un cordón para impedir cualquier imprevisto, cordón que pronto se eliminó. Varios indignados pasaron la noche en casa de Araceli, mientras ella luchaba por llegar a tiempo a su hogar. "He pasado cuatro noches sin dormir, lo veía todo negro y ahora solo puedo dar las gracias a mis compañeros, que han luchado para conseguir que se haga justicia", decía emocionada Araceli.

Araceli, de 47 años, y Felisa, de 79, tienen una minusvalía por la que hasta hace poco recibían una pensión. La pérdida del pasaporte sumada a algún error burocrático eliminó la paga y dejó a madre e hija sin la posibilidad de hacer frente al alquiler de su casa. Tienen una deuda de 4.000 euros y ninguna manera de afrontarla. Lo único que querían era no quedarse en la calle, y al final, gracias al Ayuntamiento, el propietario de la vivienda y los indignados, han conseguido su propósito.

Lucha

La marea de indignados crecía conforme pasaban los minutos, y la piel de los presentes se volvía terciopelo al sentir en sus propias carnes las necesidades de Araceli y Felisa, que desde la ventana presenciaban la que se había formado por ellas. Stop Desahucios lucha por los derechos de los ciudadanos de esta isla y no entiende "cómo un derecho recogido en la Convención de la ONU del 13 de diciembre de 2006 no se tiene en cuenta". El propietario de la empresa constructora a la que pertenece la vivienda, presente en la mañana de ayer, aclaró que está "dispuesto a llegar a un acuerdo que favorezca a las dos partes y no deje a estas dos mujeres en la calle". Javier Martín, del movimiento 15M, manifestó que este hecho "crea un precedente, que los ciudadanos unidos pueden conseguir todos sus propósitos y que no hay que rendirse ante las adversidades". Todos los presentes se daban la enhorabuena satisfechos. "Esto es sólo el principio", comentaban en corrillos.

El ambiente se tornó fiesta al oír la noticia: no se procedía al desahucio. Entonces, cantos y aplausos colmaron la placita de la entrada del edificio. Apenas se oían los gritos de Araceli desde la ventana dando las gracias e invitando a todos los que han seguido con ella el desafío a tomar café. Al finalizar la movilización el grupo sacó palas y cepillos y dejó la zona como si allí no hubiera pasado nada.