El hotel Santa Catalina está en venta. Esa es una de las posibilidades con las que trabaja el gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para dar salida a una propiedad que este mismo año empezará a generar pérdidas a la hacienda local después de que el Casino Las Palmas abandonase el hotel para instalarse en el Puerto. La ciudad quiere frenar una decadencia que, por ejemplo, ha provocado que ni los miembros de la Casa Real, cliente tradicional, hayan vuelto a alojarse allí.

Ayer se constituyó el nuevo consejo de administración de la sociedad municipal Hotel Santa Catalina, SA, donde se informó de que el ejercicio 2010 se cerró con un superávit de 33.233 euros. El presidente del consejo, el edil de Turismo, Pablo Barbero, comunicó al resto de miembros la precaria situación económica de las cuentas de la sociedad tras la marcha en octubre pasado del casino, una actividad que rentaba 600.000 anuales a las arcas municipales. Para este año, se reconocen unas obligaciones de pago cercanas a los 150.000 euros y sólo se cuenta con los ingresos de la renta del hotel, 24.000 euros anuales. Barbero reconoció que por primera vez desde su creación en 1994 las cuentas de la sociedad van a acabar en números rojos.

El gobierno local maneja la opción de la venta del hotel por la baja rentabilidad que ofrece al Ayuntamiento -que sólo recibe 2.000 euros al mes por su alquiler- y por su interés en potenciar el establecimiento y devolverle el prestigio que siempre tuvo y que muchos han puesto en entredicho en los últimos años. "El hotel Santa Catalina debe ser siempre una referencia en el mundo de la hostelería en Gran Canaria", dijo Barbero.

El concejal reconoció que se manejan varias alternativas para hacer rentable el hotel además de la venta. "Llegado el momento no me cierro a nada, estamos abiertos a cualquier posibilidad, pero antes de mover un dedo queremos negociar con el actual concesionario porque él será siempre nuestra primera opción", dijo. El hotel Santa Catalina es administrado por concesión administrativa desde 1994 por Jupama, la empresa de Juan Padrón, que paga la renta anual de 24.000 euros y tiene contrato hasta 2017. El concejal añadió que negociarán con Jupama cualquier rescisión prematura del contrato respetando los derechos que tiene adquiridos. Barbero señaló que otra opción que se baraja es la de alquilar los 800 metros cuadrados en los que estaba ubicado el casino, ahora vacíos.