El puerto de La Luz y de Las Palmas ha sido escala habitual de los grandes trasatlánticos que cruzan los océanos. Los monstruos de la Cunard, la P&O y los que rompen los récords, los buques de la Royal Caribbean, todos ellos han paseado alguna vez su imponente estampa por la bahía de Las Palmas de Gran Canaria.

Uno de los más reconocidos por su envergadura y su lujo en la década de los 50 y 60 es el Queen Mary, que visitó la Isla por primera vez el 26 de diciembre de 1963. Este gigante de Cunard hizo su última escala en el Puerto, en su viaje de despedida y después de 14 visitas prolongadas en cuatro años, el 5 de noviembre del 67. Para su adiós Las Palmas de Gran Canaria le rindió homenaje y el Club Náutico lo despidió con voladores. El buque, construido en mayo de 1936, fue, en su momento, el transatlántico de mayor envergadura y más veloz de los tiempos. Tenía una eslora de 310 metros, podía albergar hasta 2.308 pasajeros y tenía a dos tripulantes por cada pasajero. Se creó con la intención de cubrir la ruta Southampton-Nueva York y dar respuesta a los grandes barcos que se fabricaban por ese entonces en Europa. El Queen Mary fue el último buque construido con tres chimeneas. Actualmente se encuentra en Longbeach (California, EE UU), donde sirve de museo y restaurante.

Un año después de la primera visita del Queen Mary, llegó al Puerto, el 3 de marzo del 64, su hermano el Queen Elizabeth, el barco de dos chimeneas más grande del mundo entonces. Su eslora superaba los 300 metros y tenía capacidad para 2.286 pasajeros y 1.296 tripulantes. Durante la II Guerra Mundial llegó a transportar hasta 14.000 soldados. Cuatro años después de su primera visita a la Isla se jubiló, y mientras lo reparaban en Hong Kong se incendió y fue abandonado definitivamente.

No tardó ni un año en que su sucesor, el Queen Elizabeth 2, con una eslora de 293 metros y 930 cabinas en las que cabían unos 1.900 pasajeros, fuera botado. Pasó por Gran Canaria por primera vez en su primer viaje de prueba, aunque no llegó a atracar. Sí tomó tierra en su primera visita oficial, el 25 de abril de 1969 (mismo año de su construcción). El gigante estuvo 40 años en funcionamiento, alternando la ruta de conexión del Atlántico con los cruceros. Las criaturas más jóvenes de la Cunard, los nuevos Queen Mary 2, Queen Elizabeth y Queen Victoria, también han elegido a Gran Canaria como puerto de paso en la última década. Se alternan estos con otros gigantones como el Independence of the Seas, de la Royal Caribbean, otro habitual en la Isla.

En el mundo de la marina mercante también se cuentan verdaderos colosos. Los más veteranos recuerdan que con el cierre del Canal de Suez en 1967, por la Guerra de los Seis Días entre Egipto e Israel, el Puerto se llenó de estos gigantes, petroleros sobre todo, que no tenían forma de cruzar del Mediterráneo al Índico. Se construían enormes tanques que podían llegar a medir lo mismo que tres campos de fútbol, con más de 300 metros de eslora. Uno de esos barcos fue el supertanque Pierre Guillamont, que pesaba unas 350 toneladas brutas y estuvo bastante tiempo en el fondeadero sur del Puerto.

El primero de los cruceros desviados por el cierre del Canal, que hizo parada en la Isla, presagio de una llegada masiva de grandes barcos desviados a Gran Canaria, fue el SS Canberra, último barco construido por la compañía Harland & Wolff, responsable de la construcción del Titanic a principios de siglo. Las 45.000 toneladas y 249 metros de eslora del Canberra visitaron la Isla durante más de 35 años.