Hace casi una década se creó un pequeño rincón verde en Guanarteme. Se cree que ese pulmón, el único de la zona, que se ha ido deteriorando con el tiempo, acabará siendo la cama de un nuevo centro de salud y los vecinos no están muy contentos con ese cambio. Todos coinciden en que ese espacio está sucio y pobre, pero ninguno se imagina ya la vida sin el respiro que ofrece entre tanto bloque de hormigón.

Expedito Morales, presidente de la asociación de vecinos, tiene las llaves del parque desde que Pepa Luzardo, cuando era alcaldesa de la ciudad, lo acondicionara y lo vallara para los vecinos. Cada mañana a las cuatro y media sale de su casa a regar las plantas. A las ocho vuelve a salir para abrir las puertas al público y permanece abierto hasta las diez de la noche cada día. Expedito explica que el parque se mantiene más o menos limpio "gracias a una empleada del distrito Isleta-Guanarteme-Puerto, a la que le pido que mande cada tres meses una cuadrilla de limpieza".

Entre los vecinos la limpieza no es el único problema que ven. Se suman a la lista gran cantidad de excrementos sin recoger, la pobreza del verde y un grupo de vagabundos que "duermen, beben y fuman cerca de los niños". Quieren que el Ayuntamiento se haga cargo del mantenimiento y que "Parques y Jardines lo adecente porque son profesionales". Muriel viene todos los días a pasear con sus perros, "y no me gusta que los demás no recojan lo que dejan sus perros, es normal que la gente se queje pero pagamos justos por pecadores. El problema es que no viene nadie a limpiar, sólo se encarga del parque el presidente de la asociación de vecinos, que es el que tiene las llaves", explica. Como Muriel, Judith y Fernando también denuncian la falta de higiene que sufre a veces el parque, pero les importa más que varios vagabundos de la zona campen a sus anchas. "Le quitan a uno las ganas de pasear y de todo, a veces pienso que deberían cerrarlo para terminar con todo eso", espetaba un señor que cruzaba el parque en sus coordenadas. Marcelo, un vecino de la calle Portugal que disfruta las vistas al parque desde su casa, señala que es de Brasil y "allí nunca se encontrará uno con un lugar tan feo y tan poco cuidado".

Expedito pronto se encontrará con alguien de la administración al que le pedirá que se encargue del parque, entre otros asuntos. "A mí no me importa seguir regando y salir para abrir y cerrar el parque, pero a mis casi 70 años no puedo limpiarlo solo", dice. Le llama el parque de los perros porque "es de lo que más hay" y denuncia la falta de vigilancia ya que no le gusta que los vagabundos fumen cerca de los niños que juegan en el parque infantil aunque, como dice Marcelo, "hay más niños grandes jugando que pequeños". El dirigente vecinal recuerda que hace pocos meses ya "estuvieron mirando para empezar unas obras" y que los vecinos unidos consiguieron denunciar y parar las intenciones de obra que traían. "Nos quejamos de las cosas que se pueden mejorar, pero si nos quitan el parque ¿qué hacemos?, ¿a dónde vamos?".