El agua subió bastante de nivel en algunos tramos del muro Marrero, pero todo fue calma chicha. Apenas salpicaba al mediodía a los viandantes a la altura de la calle Gravina esquina con Portugal, en las cercanías de la plaza Churruca, uno de los puntos más críticos del paseo cuando la marea no sólo sobrepasa el listón habitual sino que, además, lo hace con fuerza. Saltando la avenida y salpicando al despistado.

Tino Armas, editor de la web miplayadelascanteras.com, explicó ayer que si hubiera habido algún tipo de borrasca en la Península o en Europa la marea hubiera subido a la avenida ya que lo que produce el reboso es la fuerza con la que vienen las olas.

El ritmo del mar siguió la tónica dominante durante toda la semana. Apenas oleaje a pesar de los numerosos surferos que esperan las olas cada tarde. Marea alta por la mañana y una bahía espectacular a la hora del atardecer.

El reboso no llegó en todo el día a la avenida, pero numerosos bañistas aprovecharon la cálida jornada para bañarse y tomar el sol aunque hubiera confusión de banderas a la misma hora de la comida. De Churruca a Playa Chica, bandera amarilla. En el tramo de la clínica San José y el hotel Reina Isabel, bandera verde. La panorámica ofrecía hamacas llenas, terrazas con público y la playa como un estanque.

Los más intrépidos sortearon a pie y con alguna dificultad los tramos de la avenida en los que la marea salta el muro. Es decir, la mencionada esquina cercana a la plaza de Churruca y la esquina de Playa Chica. Pero todo con calma.

Aunque la marea no se dejara sentir como otros años, lo que sí dejó -cuando descendió- fue una impresionante playa que dejó a descubierto gran parte de la belleza que ofrece toda Las Canteras, la Barra y el Charcón.