"No voy a perder ni un minuto en comentar ese tema", respondió ayer Ángel Sabroso, concejal de Seguridad, a preguntas de este periódico sobre la publicación de su sueldo, y sus supuestos ingresos por partido de balonmano que arbitra -forma, junto a su compañero Raluy, la mejor pareja arbitral española de ese deporte-, en un panfleto difundido por miembros de la Policía Local y distribuido por media ciudad. El cartel, con su foto y sus ingresos (57.888 euros brutos anuales y, supuestamente, 1.500 euros por partido arbitrado), está diseñado bajo el muy westerniano modelo de Se busca, aplicado a pistoleros despiadados del lejano Oeste americano.

Fue el recibimiento que los agentes, representados por sus dirigentes sindicales, reservaban para Sabroso a su vuelta de México, donde ha estado casi dos semanas para arbitrar la final de los Juegos Iberoamericanos, un Argentina-Brasil, el mejor partido de balonmano que se puede ver hoy en toda Suramérica, un ensayo de la Olimpiada de 2012.

Sabroso no lo quiso comentar, pero sí su jefe. El alcalde Juan José Cardona tachó de "insólita" y "desproporcionada" la actitud de la Policía Local, todo ello tras el anuncio de poner fin al acuerdo "irregular" por el que los agentes venden a la corporación 15 de sus días de vacaciones a cambio de más presencia policial. Sobre los panfletos con la fotografía del concejal, el regidor eligió la crítica dura. "No se pueden permitir actitudes dirigidas a generar presión y conflicto", dijo, para luego asegurar que el lugar para tratar este problema no son los medios de comunicación, sino las mesas de trabajo. Asimismo, vio como "irresponsable" que los agentes aireen cuáles son los puntos flacos de la seguridad.

Pero Cardona fue más allá con el asunto del panfleto y, también, con la manifestación convocada por los agentes mañana en la plaza de bSanta Ana antes del pleno municipal. El alcalde achacó estas protestas no al cese del plus por vacaciones, sino a la incorporación de los liberados sindicales de la Policía Local, un total, de cuatro en el cuerpo, y cerca de 15 de todo el funcionariado. Quizá por las ganas de decir esto eligió no callarse, como sí hizo Ángel Sabroso.