Para el 99 % de los 1.200 tripulantes de la ARC el 20-N, la fecha de ayer, era sólo el día en que la popular regata partía desde Las Palmas de Gran Canaria hacia la isla caribeña de Santa Lucía. Para el 1 % restante, la docena de españoles que participa en la 26ª edición de la ARC, era también la fecha en la que estaban llamados a votar por el nuevo presidente del Gobierno, un derecho que pocos de ellos ejercieron. "A mí no me da tiempo, a las nueve ya estaré en el barco liado porque a las 11 hay que soltar amarras", se excusaba el sábado Pedro Mujica, uno de los cuatro grancanarios enrolados en la ARC.

Pensando más en el Caribe que en la Moncloa, españoles y guiris, unidos por el salitre y las 2.700 millas de navegación que les esperan hasta la meta, partieron ayer de la bahía de la capital los 217 barcos inscritos en la ARC 2011. Con un sol de justicia, muy agradecido tras el diluvio del sábado, los catamaranes fueron los primeros en doblar el espigón del Muelle Deportivo hacia la punta del Dique para posicionarse en la línea de salida. El trimarán francés Rayon Vert, por su espectacular estampa, fue uno de los más cazados por los objetivos de los cientos de fotógrafos aficionados que se agolparon ayer en la escollera del Muelle Deportivo y en el paseo de la Avenida Marítima. En total, fuentes de la organización calculan que unos 10.000 curiosos se asomaron a la bahía para ver la partida de los veleros.

Aunque había muchos extranjeros, la parroquia local predominaba entre los espectadores, electores la mayoría de ellos. "Yo iré a votar después de comer, ahora toca ver la regata", asegura José Gutiérrez, vecino de Lomo Blanco. José, aunque lleva 13 años trabajando como mensajero en el Puerto, nunca había visto la salida de la ARC y para iniciarse se ha acompañado de su mujer y de su hija Carmen, de 8 años. "Lo he visto anunciado por la tele y ayer mismo nos dimos un paseo por aquí y vimos los barcos engalanados, nos gustó y venimos hoy a ver la salida, es mi primera vez pero no será la última".

Son las once y una batucada patrocinada por el Ayuntamiento de la capital recorre el Muelle Deportivo amenizando la mañana. Sobre las piedras de la escollera ya casi no hay sitio para ver la salida de los barcos de la ARC. "¿Qué significa ARC?", pregunta una mujer de mediana edad a su marido, que se encoge de brazos. La Atlantic Rally for Cruisers (ARC) da mucho juego a los fotógrafos aficionados como es el caso de Carmelo Arraiz. "Es muy vistosa si tienes material bueno para captarla", dice con una cámara de fotos Canon 40D en una mano y una de vídeo en la otra, "nunca me había dado por venir y está siendo bastante fructífero". Arraiz asegura que colgará muchas de las fotos y algún vídeo en redes sociales como Facebook, Twitter y también en Youtube. Son las mismas redes sociales en las que Manuel Noluco Doreste, embarcado en el Charisma, relatará su travesía día a día. Doreste ha sido designado embajador de Las Palmas de Gran Canaria en la ARC para promocionar la ciudad a su llegada al Caribe, por lo que fue despedido a pie de pantalán por el propio alcalde, Juan José Cardona, y otros concejales.

A la una de la tarde sonó el tercer cañonazo que daba la salida a la clase crucero, la mayoría de los 217 inscritos. El espectáculo de las velas desplegadas dejó grandes instantáneas. A la media hora los barcos ya eran apenas una mancha blanca en el horizonte azul. Pino Muñoz, una jubilada de Schamann, se retiraba a coger la guagua. "Si tuviera 20 años menos no me hubiese importado embarcarme", dice jovial. "¿Si voy a votar? Yo lo que quiero es irme al Caribe, mi niño".